Crónica:30ª jornada de Liga

El Atlético se blinda

Los de Abel desconectan a Valerón, Lafita y Lassad y dejan al Deportivo sin argumentos

Abel Resino tiene claro que el camino hacia la Champions pasa por la solidez defensiva. Así se lo reclamó a sus jugadores tras recibir seis goles en dos partidos y así lo plasmó en Riazor, donde se blindó y desactivó a un Deportivo que no creó ni una ocasión de gol hasta el último cuarto de hora del partido, cuando ya tenía que remontar dos goles. Ganó el Atlético porque siempre tendrá quien le resuelva en el otro área. Sólo con eso le bastó para llevarse tres puntos en un momento clave de la competición y marcar el camino a seguir en las próximas semanas. Ya saben cuál es, pero se ve q...

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Abel Resino tiene claro que el camino hacia la Champions pasa por la solidez defensiva. Así se lo reclamó a sus jugadores tras recibir seis goles en dos partidos y así lo plasmó en Riazor, donde se blindó y desactivó a un Deportivo que no creó ni una ocasión de gol hasta el último cuarto de hora del partido, cuando ya tenía que remontar dos goles. Ganó el Atlético porque siempre tendrá quien le resuelva en el otro área. Sólo con eso le bastó para llevarse tres puntos en un momento clave de la competición y marcar el camino a seguir en las próximas semanas. Ya saben cuál es, pero se ve que no les resulta tan sencillo de tomar.

El Depor pareció salir al campo con un plan, dispuesto a tener la pelota y, al tiempo, atento a frenar cualquier opción de contragolpe. Quiso acaparar la posesión y llegar al área en base a apoyos y trabajo por las bandas, pero le falló la medular. Por ahí se rompió el partido y se esfumó cualquier opción de disfrutar de un ameno espectáculo porque el talento no estaba cerca del círculo central. Ni Assunção, Raúl García, De Guzmán o Juan Rodríguez tienen peso para hacerlo. Son bregadores, futbolistas educados para acompañar, nunca para dirigir. Por eso cuando se vieron con la pelota en los pies el partido derivó en un trasteo insulso, en un ir y venir inocuo. La solución pergeñada desde los banquillos fue idéntica: encomendar a hombres con misiones, en teoría, más ofensivas la creación del juego. Así, Forlán se pasó más tiempo cerca del círculo central que del área. O Valerón. Por ahí el partido viró hacia donde más le convenía al Atlético o, al menos, hacia donde quiso llevarlo. Confiado en la pegada de sus cuatro jugadores de ataque, el equipo de Abel se sintió cómodo con posesiones cortas, con acciones fugaces que buscaban soluciones rápidas. En una de ellas, Maxi obligó a que Aranzubia se desperezara y casi de inmediato Simão llegó hasta el área pequeña para enviar la pelota a un lateral.

DEPORTIVO 1 - ATLÉTICO 2

Deportivo: Aranzubia; Laure, Lopo, Pablo Amo, Filipe; De Guzmán, Juan Rodríguez; Lafita (Bodipo, m. 69), Valerón, Guardado; y Lassad (P. Álvarez, m. 74). No utilizados: Munúa, Colotto, Antonio Tomás, Sergio y Cristian.

Atlético: Leo Franco; Heitinga, Pablo, Ujfalusi, A. López (Pernía, m. 85); Maxi Rodríguez, Assunçao, Raúl García, Simao; Forlán (Sinama-Pongolle. m. 88) y Agüero (Banega, m. 77). No utilizados: Coupet, Seitaridis, Camacho y Luis García.

Goles: 0-1. M. 44. Agüero. 0-2. M. 68. Simao. 1-2. M. 87. Bodipo.

Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Pablo Amo, Juan Rodríguez, Pablo, Maxi, Heitinga, Assunçao y Pernía.

Riazor. Unos 20.000 espectadores.

Ajustado a la táctica, Forlán se pasó más tiempo en el círculo central que en el área

Apenas se había gastado un cuarto de hora y las noticias para el Depor empezaban a ser inquietantes. La conexión entre Valerón y Lassad, siempre sugerente, estaba cortada. Lafita desapareció entre tarascadas y Guardado hacía la guerra por su cuenta. No llegó al gol el Deportivo en toda la primera parte, incómodo porque el mediocampo fuera zona de paso y no de creación. Con todo, jamás faltó intensidad. Lotina se había quejado tras la derrota de la jornada anterior ante el colista Espanyol de falta de intensidad, de que sus hombres se dejaran llevar tras asegurar la ausencia de apuros en el tramo final de la campaña. Por lo visto ayer, no caben nuevos reproches. El Depor lo intentó, pero le faltaron argumentos. El equipo ha llegado a su cima.

La cumbre del Atlético por fuerza debe ser superior. Es una cuestión de dinero, de gol, que en fútbol son sinónimos. Lo demostró Agüero en la acción que decantó el partido y ejemplificó la estrategia del Atlético. Buscó el balón a 50 metros de la portería y se perfiló para buscar la pared con Forlán, que también andaba por allí. Su precisión y osadía fueron suficientes para plantarse ante Aranzubia. No se puso nervioso, eligió el palo y colocó la pelota en la red con ternura, como un buen padre.

El gol desnudó a un Deportivo que fue de más a menos y al que pareció que el descanso podía dar alivio. Pero no se reactivó y hasta pudo sufrir otro golpe a los cuatro minutos cuando Maxi estrelló un remate en el larguero. Sufrió el Deportivo, que, sin tanta pegada, echó de menos un peón que prestara suministro a Valerón, Lafita o Lassad. Con Verdú sancionado, la opción era Sergio, que tiene pie y medio fuera de Riazor. Lotina miró hacia él, pero, siempre remiso en las sustituciones, mientras mascaba sus decisiones se topó con la sentencia de Simão. Desterró entonces cualquier ayuda a Valerón y optó por la tremenda. Marcó Bodipo en una acción a balón parado que destapó viejos fantasmas rojiblancos, pero a la postre no valió de nada.

Guardado y Heitinga pelean por un balón.AFP

"Era nuestra última oportunidad"

Cáustico e inexpresivo incluso en la victoria, Abel Resino parecía, con todo, haberse quitado un peso de encima. "Nos jugábamos muchas cosas", confió al acabar el partido. Mientras tanto, de la caseta rojiblanca salían futbolistas aliviados. "Hemos dado un paso importante. A partir de ahora cambia todo", resumió Leo Franco, que durante la tarde del domingo había dotado al partido de Riazor de una trascendencia similar a la de una final.

El triunfo colchonero llegó acompañado de una cifra para la historia, el gol 4.000 del Atlético en Primera División. Fue el segundo, el que marcó Simão tras entrar entre la zaga deportivista como cuchillo por mantequilla. El mediapunta luso se mostró "muy honrado" por suceder a Escudero, Orozco y Marina en la nómina de goles milenarios, pero estaba más feliz por los puntos. Como Raúl García, que no se anduvo con rodeos: "Era nuestra última oportunidad". El cuarto puesto es el objetivo. Abel lo señala sin ambages, pero apunta que todavía el equipo tiene desatenciones que lastran su esfuerzo. "Nos faltó paciencia para mantener la pelota". "Nos gusta hacer sufrir a nuestra gente", dijo medio en broma Raúl García.

El siguiente choque será contra el Numancia, "uno de esos rivales que nunca se nos dan bien", alerta Leo Franco, que ve al cuadro soriano como a Osasuna.

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