Cartas al director

Tengo una pregunta

El programa de Televisión Española Tengo una pregunta para usted, en su última emisión tuvo como protagonista a Mariano Rajoy. Después del acontecimiento, la propia cadena televisiva difundía a los cuatro vientos el millonario índice de audiencia. Me preocupa profundamente que el formato presentado se ofrezca como una nueva versión de democracia en el que "el pueblo" es partícipe de sus propios designios. Nada más lejos de la realidad.

A mi juicio, el mencionado espacio televisivo se convierte en un sucedáneo de democracia e intenta, con el aplauso casi unánime de la concurrencia...

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El programa de Televisión Española Tengo una pregunta para usted, en su última emisión tuvo como protagonista a Mariano Rajoy. Después del acontecimiento, la propia cadena televisiva difundía a los cuatro vientos el millonario índice de audiencia. Me preocupa profundamente que el formato presentado se ofrezca como una nueva versión de democracia en el que "el pueblo" es partícipe de sus propios designios. Nada más lejos de la realidad.

A mi juicio, el mencionado espacio televisivo se convierte en un sucedáneo de democracia e intenta, con el aplauso casi unánime de la concurrencia, suplantar la verdadera democracia, la que no se muestra bajo los efectos del maquillaje y los focos.

Someterse a una serie de preguntas en un plató de televisión y salir airoso del interrogatorio es lo que es: espectáculo e índice de audiencia. Si nuestros representantes en el Parlamento quieren darnos lecciones de democracia que empiecen por ir a los barrios menos favorecidos de las ciudades y recojan información privilegiada de los auténticos actores del drama del paro, la carestía, el abandono y la miseria.

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