Crónica:

El balonmano, de mal en peor

Las denuncias de soborno arbitral en torneos europeos ahondan la crisis de este deporte

El balonmano europeo, un deporte prácticamente invisible salvo en contados países y en permanente crisis económica, tenía ya suficientes problemas antes de que en las últimas semanas le surgiera uno que, muy a su pesar, le ha hecho ocupar la visibilidad en los medios por la que tanto suspira. Se trata de las sospechas de corrupción arbitral que afectan a más de media docena de partidos de clubes, incluida una final de la Recopa perdida por el Valladolid en 2006 ante el Chéjov, y alguno de selecciones nacionales. Las narraciones de árbitros denunciando intentos de compra, sobre todo por clubes ...

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El balonmano europeo, un deporte prácticamente invisible salvo en contados países y en permanente crisis económica, tenía ya suficientes problemas antes de que en las últimas semanas le surgiera uno que, muy a su pesar, le ha hecho ocupar la visibilidad en los medios por la que tanto suspira. Se trata de las sospechas de corrupción arbitral que afectan a más de media docena de partidos de clubes, incluida una final de la Recopa perdida por el Valladolid en 2006 ante el Chéjov, y alguno de selecciones nacionales. Las narraciones de árbitros denunciando intentos de compra, sobre todo por clubes de los países del Este, se multiplican. Al ritmo que crecen las dudas sobre la credibilidad de las competiciones, el bienestar económico del balonmano en Alemania, el paraíso de este deporte, se tambalea. Su club más importante, el Kiel, es el centro de las sospechas.

Presuntamente perjudicado en la final, el Valladolid reclama la Recopa de 2006

Mientras la federación internacional se lava las manos -"no hay pruebas", dijo su presidente, el egipcio Hassan Mustafá, el martes en Madrid- y un tribunal alemán investiga la final de la Liga de Campeones de 2007, un partido enteramente germano, en la que el Kiel derrotó al Flensburgo -hay denuncias de que el Kiel compró a la pareja arbitral por 96.000 euros-, la federación europea (EHF) ha empezado a tomar medidas. La primera, adoptada el 15 de marzo pasado, fue la suspensión de la pareja de árbitros alemanes Frank Lemme y Bernd Ullrich, quienes habían dirigido la final de la Liga de Campeones femenina de 2008, en la que las rusas del Zvenigorod derrotaron a las austriacas del Niederösterreich.

Curiosamente, a estos mismos árbitros las aduanas rusas les pillaron con las manos en la masa en abril de 2006, cuando intentaban abandonar el país con 50.000 dólares en metálico -presuntamente obtenidos por un soborno- después de ayudar al Chéjov a derrotar al Valladolid en el partido de vuelta de la final de la Recopa. La EHF, sin embargo, tapó el escándalo en aquella ocasión, lo que ha despertado la indignación en el club español, que ya ha solicitado que se le otorgue esa Recopa.

La federación europea, que ha dejado en manos de la justicia alemana la investigación del escándalo de Kiel, ha reaccionado además prohibiendo el contacto de los árbitros con los equipos antes de los partidos. "Hay un ambiente de psicosis", dice en L'Équipe el árbitro francés Laurent Reveret; "en un partido reciente de la Liga de Campeones, los árbitros se alojaron en un hotel diferente al anunciado y con nombre falso".

Reveret critica a la EHF, a la que acusa de saber desde hace tiempo de la existencia de intentos de soborno. "A mí y a mi compañero, un ruso, intentaron comprarnos después de un partido femenino en 2008", denuncia el colegiado; "y ya informé a la federación, que no hizo nada".

Una pareja arbitral danesa también denunció, sin conseguir respuesta alguna, un intento de compra en el partido Rumania-Montenegro, del reciente Campeonato del Mundo.

Un jugador del Valladolid, tras perder la Recopa de 2006 ante el Chéjov.EFE

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