Reportaje:

La rabia de Lo Pelat

De la Peña descoloca al Camp Nou y Sánchez Llibre, presidente del Espanyol, recibe con besos a sus jugadores en Montjuïc

Daniel Sánchez Llibre, presidente del Espanyol, rechazó acudir al Camp Nou por su enemistad manifiesta y pública con su homólogo del Barcelona, Joan Laporta. Optó por ver el clásico catalán en casa de su hermano Josep. Tras la victoria blanquiazul (1-2), llamó a los directivos Joan Collet y José Luis Perelló para citarse minutos después en Montjuïc, adonde los jugadores habrían de llegar en el autobús del club para recoger sus coches. Uno a uno, con dos besos paternalistas y alguna que otra palmadita en la cabeza, Sánchez Llibre fue felicitándoles con una sonrisa de oreja a oreja. "Nece...

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Daniel Sánchez Llibre, presidente del Espanyol, rechazó acudir al Camp Nou por su enemistad manifiesta y pública con su homólogo del Barcelona, Joan Laporta. Optó por ver el clásico catalán en casa de su hermano Josep. Tras la victoria blanquiazul (1-2), llamó a los directivos Joan Collet y José Luis Perelló para citarse minutos después en Montjuïc, adonde los jugadores habrían de llegar en el autobús del club para recoger sus coches. Uno a uno, con dos besos paternalistas y alguna que otra palmadita en la cabeza, Sánchez Llibre fue felicitándoles con una sonrisa de oreja a oreja. "Necesitaba una alegría como ésta", repetía entre susurros. El último achuchón se lo dio a Iván de la Peña, que rompió el partido y revolucionó a la grada del Camp Nou, que le veneró durante dos épocas (1995-1998 y 2000-2001) y le defendió frente a las figuras de los técnicos.

Con los dos brazos levantados y desgañitándose, Lo Pelat, como le bautizó el Camp Nou, se refugió en el abrazo de Tamudo para celebrar el primero de sus dos goles. En el segundo se tiró a la banda opuesta ante la incredulidad azulgrana. Recordaban en el estadio que siempre estuvieron de su parte. Desde el enfado en la final de la Copa de 1996, cuando Johan Cruyff le descartó para poner a su hijo, hasta los silbidos a Bobby Robson y Louis van Gaal por no darle la continuidad que consideraban oportuna. El jugador, sin acabar de explotar, se marchó al Lazio y el Marsella, en los que, entre lesión y lesión, tampoco triunfó. Le recogió el Espanyol tras su segundo paso infructuoso por el Barça. Aanteanoche, sin embargo, celebró los goles con efusividad, completamente comprometido con el Espanyol, por mucho que le pese al barcelonismo. Allí no cuajó finalmente y en el Espanyol se siente imprescindible, como se lo expresan sus compañeros, el técnico -"¿qué voy a descubrir ahora de Iván?", se preguntaba Pochettino al final del partido- y la afición. "Siempre será un hombre de la casa", añadió ayer Sánchez Llibre ante los micrófonos de Catalunya Ràdio. Pero no desveló si se le ofrecerá la renovación al futbolista, que acaba contrato este año.

Para el presidente blanquiazul, no fue una sorpresa la victoria, por más que De la Peña marcara su primer gol con la cabeza en su carrera y el Espanyol se impusiera en el feudo del vecino por primera vez en 27 años. "El 99% del país pensaba que era imposible apostar por este logro, pero yo nunca perdí la esperanza. El Espanyol ganó porque jugó bien y no por el árbitro", sentenció. Y se fijó la meta del Madrid, próximo rival: "Ahora toca ir a por ellos. Vamos a intentar ganarles porque significaría mucho para nosotros".

De la Peña celebra el segundo gol en el Camp Nou.VICENS GIMÉNEZ

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