Reportaje:

"Aguirre pecó de buena persona"

Un sector del vestuario del Atlético cree que el técnico seguiría "de haber cortado cabezas"

"Javier Aguirre quizá seguiría en el Atlético si hubiera cortado a tiempo varias cabezas del vestuario. No lo hizo y el equipo se le fue de las manos". "Ha pecado de bueno y hubo quien terminó tomándole el pelo". La afirmación de algunos integrantes de la plantilla confirma el ambiente revolucionario que terminó de tumbar al entrenador mexicano, con el que pasaron de los 15 partidos invictos a finales de 2008 a convertirse en los peores de la Liga en 2009.

"El 20 de diciembre no me imaginaba esta escena... Me voy con dolor, pero con la conciencia tranquila", se despidió Aguirre en una c...

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"Javier Aguirre quizá seguiría en el Atlético si hubiera cortado a tiempo varias cabezas del vestuario. No lo hizo y el equipo se le fue de las manos". "Ha pecado de bueno y hubo quien terminó tomándole el pelo". La afirmación de algunos integrantes de la plantilla confirma el ambiente revolucionario que terminó de tumbar al entrenador mexicano, con el que pasaron de los 15 partidos invictos a finales de 2008 a convertirse en los peores de la Liga en 2009.

"El 20 de diciembre no me imaginaba esta escena... Me voy con dolor, pero con la conciencia tranquila", se despidió Aguirre en una conferencia de prensa multitudinaria que apenas duró 10 minutos, los que habitualmente necesitaba para responder a un par de preguntas. Detrás de las sonrisas forzadas y los apretones de mano con el presidente, Enrique Cerezo, se escondía "un técnico muy tocado", como reconoció el círculo íntimo de Aguirre. "Su despedida ha sido consensuada. Beneficia a las dos partes", se justificó un alto cargo del Atlético desde Dubai, donde ultimaba unos acuerdos comerciales.

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"Aparte de los problemas tácticos que pudiera haber, de que seamos el equipo que más penaltis comete o el que concede más goles a balón parado, el gran fallo de Aguirre es que fue demasiado buena persona", asegura un sector de la plantilla. Si entre sus valedores figuraba el clan argentino, con Maxi, Pernía y Agüero al frente -los hermanos de Agüero compartían habitualmente juegos con los hijos de Aguirre-, entre sus detractores estaban los canteranos y algunos de los colocados tras el Mundial de Alemania 2006 por Jorge Mendes. Uno de los sospechosos para las vacas sagradas del vestuario es Seitaridis: "¿El griego? ¡Si él mismo nos reconoce que no le gusta el fútbol, que es la excusa para mantener un buen tren de vida!". "La marcha de Aguirre va a dejar a algunos sin escudo. Hay gente tan abandonada que no les puedes dar un pase", advierten.

Enrique Cerezo y Javier Aguirre, en la despedida del técnico.ÁLVARO GARCÍA

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