Cartas al director

Marbella

La sentencia que condena, entre otros, a Juan Antonio Roca por el saqueo sistemático de las arcas municipales de Marbella es una buena noticia para todos. Confirma, por un lado, que la justicia, aunque endémicamente lenta, es efectiva; por otro, sirve para recordar que esta localidad fue esquilmada durante más de una década por una serie de personajes de infausto recuerdo. Infausto, sí, pero de obligado recuerdo para todos: no debemos olvidar que, durante años, todo eso ocurrió en Marbella, con el silencio de muchos -demasiados, diría yo-.

Ahora, años después, tengo la sensación de que ...

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La sentencia que condena, entre otros, a Juan Antonio Roca por el saqueo sistemático de las arcas municipales de Marbella es una buena noticia para todos. Confirma, por un lado, que la justicia, aunque endémicamente lenta, es efectiva; por otro, sirve para recordar que esta localidad fue esquilmada durante más de una década por una serie de personajes de infausto recuerdo. Infausto, sí, pero de obligado recuerdo para todos: no debemos olvidar que, durante años, todo eso ocurrió en Marbella, con el silencio de muchos -demasiados, diría yo-.

Ahora, años después, tengo la sensación de que el pueblo ha arrinconado en el olvido ese "saqueo" hasta ahora impune. Por eso esta sentencia debería servir también como toque de atención para los marbellíes. Da la sensación de que son bastantes los que han pasado página demasiado pronto, no sé si avergonzados por haber callado en aquella época. Y es que, de no ser por el trabajo de la fiscalía y la acusación particular, me temo que esta resolución judicial tal vez no se habría producido. La indignación del pueblo de Marbella duró poco, y ahora el pasotismo y la ignorancia hacia todo lo relacionado con la herencia de los Gil, Roca y compañía ha calado entre la mayoría. Menos en la justicia y quienes todavía confiamos en ella.

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