Reportaje:

"Sacó la pistola y me disparó"

Declaran ante el juez los porteros y un cliente herido en el Heaven

La noche en la que Catalin Stefan Craziun murió en un tiroteo, Roger L. U. estaba "en el sitio inoportuno, en el momento inoportuno", según sus propias palabras. Sin comerlo ni beberlo, se llevó un balazo, que le entró por el muslo izquierdo y le salió por el derecho. "Vi la pistola y la sentí", bromeaba ayer en la plaza de Castilla. Él, junto a seis porteros que aquella madrugada del lunes 11 de enero trabajaron en la discoteca Heaven, declararon ante el Juzgado número 32, que lleva Santiago Torres. También lo hizo Carlos Monje, el supuesto asesino. El juez ratificó la prisión preventiva.
...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La noche en la que Catalin Stefan Craziun murió en un tiroteo, Roger L. U. estaba "en el sitio inoportuno, en el momento inoportuno", según sus propias palabras. Sin comerlo ni beberlo, se llevó un balazo, que le entró por el muslo izquierdo y le salió por el derecho. "Vi la pistola y la sentí", bromeaba ayer en la plaza de Castilla. Él, junto a seis porteros que aquella madrugada del lunes 11 de enero trabajaron en la discoteca Heaven, declararon ante el Juzgado número 32, que lleva Santiago Torres. También lo hizo Carlos Monje, el supuesto asesino. El juez ratificó la prisión preventiva.

Sentado en un banco, con las muletas que necesita para caminar recostadas en la pared, Roger, de 28 años, recordó su funesta noche. Eran sobre las cuatro menos cuarto de la madrugada, según él. Disfrutaba de la sesión en la discoteca Heaven, pero le faltaba su compañero de juergas. Quería hablar con él. Como en la discoteca había demasiado ruido, se salió de la sala para llamar. Se quedó en el hall del local, una especie de descansillo que hay entre la entrada principal y la segunda, que da acceso a la discoteca. Allí estaba hablando cuando "dieron un portazo" y vio "salir al agresor".

El hombre cree que El Cuchillos le confundió con un portero
El juez ratificó la pena de prisión provisional para el presunto asesino

Todo fue cosa de cinco segundos. Roger, que ya había colgado el teléfono, se quedó mirando a Carlos Monje. "Él se sacó una pistola de la cintura del pantalón y me disparó", dijo ayer. El hombre cayó al suelo, y vio cómo un montón de porteros corrían detrás de Monje. A Roger sólo le dio tiempo de taparse con la puerta metálica. "Pensé: 'esto cubrirá algo". Desde su escondrijo, escuchó varios disparos. Y allí se quedó hasta que una persona de la discoteca le atendió.

El herido supone que esa noche Carlos Monje, alias El Cuchillos, le atacó porque le confundió con un portero. "Se sintió acorralado y empezó a disparar", repite una y otra vez. A consecuencia de la agresión, Roger cojea y necesita muletas para caminar. No duda de que la muerte de Catalin Stefan, alias Cata, se debe a una lucha entre bandas. Y aunque asegura que no teme por su vida, sí trata de ser "cauteloso". "No voy por ahí diciendo mi nombre, mis apellidos y dónde vivo", dijo. Pero no descarta volver al local. Hasta el momento, acudía una vez al mes. "No salía a otro sitio. Si iba al Heaven es porque no solía haber movida", aseguró.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La versión de Roger difiere en algunos puntos tanto de la que han dado los porteros de Heaven como de la del presunto asesino. Ayer, todos tuvieron que prestar declaración ante el juez Torres. Seis porteros de la discoteca, en calidad de testigos -Atanas B. A., Rubén E. R., Daniel S., Abraham R. L., Ion A. y Albu A.-, y Carlos Monje.

Según los porteros, Carlos Monje fue esa noche al Heaven con ganas de gresca. Pasó el primer control, donde se venden las entradas. Allí estaba Daniel, conocido como Dan. El hombre le dejó pasar. Pero en el segundo control de acceso, el que hay antes de la sala de baile, topó con Cata, que le reconoció. Los dueños no le querían en el Heaven porque era conflictivo. "Ya había dado muchos problemas en otros locales de los mismos socios", explicó ayer el abogado de la familia de Cata, Antonio Abella. Los porteros dicen que Cata le impidió la entrada a El Cuchillos. El hombre entonces sacó una pistola modelo Glock, del calibre 9 milímetros, y le disparó en cuatro ocasiones al portero. Una de las balas le atravesó el cuello y le mató. Entonces Monje emprendió la huida.

Pero hay una contradicción en las declaraciones. Roger, dijo que junto a esa puerta él estaba hablando por teléfono, y no vio cómo Monje mataba a Cata. Según su versión, el presunto asesino logró entrar en la discoteca porque salía de ella huyendo, con los porteros siguiéndole.

En el relato, según la versión de los vigilantes, Carlos Monje huyó por la calle del Arenal. Daniel y Albu, junto al relaciones públicas de la discoteca, Alejandro Muñoz Rojas-Marcos, de 24 años, siguieron al presunto asesino. Monje trató de parar un taxi, pero no pudo. Los tres le rodearon. Y Monje respondió disparando a Alejandro, que murió en el hospital Gregorio Marañón mientras le operaban.

Entre los que declararon ayer estaba también el portero Albu. Él paró a Monje, según su versión, cuando intentaba huir en su coche, que tenía aparcado en una plaza cercana a la discoteca Heaven. Albu saltó encima de él, Monje se dio la vuelta y le disparó dos veces. Una de las balas le dio en el hombro y le salió por la espalda. En ese momento llegaron los agentes y detuvieron al presunto asesino. Albu ayer sólo asintió con la cabeza ante la pregunta de si estaba recuperado. No quiso añadir nada más. Ninguno de los porteros quiso.

Los seis repitieron ayer esta versión, que ya relataron a EL PAÍS pocos días después del tiroteo. También Carlos Monje ratificó la declaración que hizo ante el Juzgado de Instrucción número 48, el miércoles 14 de enero. Ese día relató que la pelea empezó por un problema de "inadecuada indumentaria". Monje quería entrar en la discoteca, Cata le negó la entrada porque no iba bien vestido. Él replicó. Y entonces los porteros se liaron a golpes con él. En la pelea, Monje halló una pistola en el suelo y se puso a disparar mientras huía. A quién mató, dijo no saberlo.

El juez Torres, que tomó ayer declaración a Monje en los calabozos de los juzgados de la plaza de Castilla, ratificó la pena de prisión. El auto dice que los "hechos podrían ser constitutivos de dos delitos de homicidio consumado y de otros tres delitos de homicidio intentado, así como de un delito de tenencia ilícita de armas".

Sobre la firma

Archivado En