Muere una niña en el incendio de una casa en Pozuelo

Su hermano, de seis años, tuvo que saltar por una ventana

Unos gritos de horror sobresaltaron ayer a Rosa María Beneit y a su hija Lara, vecinas de la urbanización Somosaguas, en Pozuelo de Alarcón (79.000 habitantes). Eran las once de la mañana y sus tres perros comenzaron a ladrar descontrolados. Instantes después, un fuerte olor a humo inundó su casa. Provenía del patio trasero.

Cuando salieron, la imagen era terrible: las ventanas de la vivienda de sus vecinos, situada dos pisos más arriba, escupían humo a borbotones. Encaramado a una de ellas, Caleb, un niño de apenas seis años, amenazaba con saltar. Lo que no podían ver era aún peor: en ...

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Unos gritos de horror sobresaltaron ayer a Rosa María Beneit y a su hija Lara, vecinas de la urbanización Somosaguas, en Pozuelo de Alarcón (79.000 habitantes). Eran las once de la mañana y sus tres perros comenzaron a ladrar descontrolados. Instantes después, un fuerte olor a humo inundó su casa. Provenía del patio trasero.

Cuando salieron, la imagen era terrible: las ventanas de la vivienda de sus vecinos, situada dos pisos más arriba, escupían humo a borbotones. Encaramado a una de ellas, Caleb, un niño de apenas seis años, amenazaba con saltar. Lo que no podían ver era aún peor: en el interior de la casa yacía muerta la hermana del pequeño, una niña de cuatro años.

Rosa María gritó al niño: "No saltes. Espera". Al instante se perdió en el interior de su casa. Volvió con un colchón y lo arrojó al patio a través de una valla. No era suficiente, pensó, y volvió adentro a por otro colchón más grande, que colocó encima del anterior.El pequeño no aguantaba más. No podía respirar, decía continuamente. "Una vez que pusimos los colchones le dijimos que se lanzase hacia delante. Por suerte cayó encima y pudo salvarse", señalaba Rosa a mediodía, todavía con la voz temblorosa. Los gritos del niño aún permanecían dentro de su cabeza.

El fuego rodeó a la niña, que no pudo salir de la vivienda a tiempo
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La peor parte se la llevó Sara, la hermana de Caleb. A ella el fuego la rodeó en un instante y no pudo salir de la vivienda. Falleció mientras la casa era arrasada literalmente por las llamas. Ni el tío de los pequeños, que se encontraba en ese momento a su cuidado, ni el padre, que se había ausentado para hacer la compra y volvió cuando la casa ya se había incendiado, pudieron hacer nada por salvarla.

Ambos resultaron intoxicados por inhalación de humo: el tío, Juan Nogales, de 41 años, de carácter leve; el padre, Nicolás Nogales, de 46 años, grave. En el incendio también resultaron heridos leves un vecino del inmueble en el que se produjo el incendio, que está situado en el número 13 de la calle de Volturno, y un bombero, según informó un portavoz de Emergencias 112.

"Ha sido todo muy rápido. De pronto, la escalera se ha llenado de humo. He subido hasta el tercer piso y allí he visto al tío de los niños. Tenía la cara negra y gritaba que sus sobrinos estaban dentro", explicó horas más tarde una vecina del primer piso del bloque siniestrado. Sin pensárselo dos veces bajó a su casa y llamó a los bomberos. Después intentó subir, pero era imposible entrar en la vivienda. El humo y las llamas se habían apoderado de la casa.

Cuatro dotaciones de bomberos de la Comunidad de Madrid y cinco ambulancias pertenecientes al Summa 112 se desplazaron hasta el bloque incendiado. Cuando llegaron el fuego estaba ya muy avanzado. Había quemado el salón de la vivienda y las llamas salían por la terraza. Tras atender a los heridos y controlar el fuego, encontraron a la pequeña. Tenía importantes quemaduras por todo el cuerpo y estaba muerta.

Pese a la virulencia de las llamas, ni el portal, ni el resto de las viviendas del edificio se vieron afectadas. Tampoco hizo falta desalojar el bloque. "La mayor parte de los vecinos han salido por su propio pie, el resto, sobre todo los del cuarto piso, se han quedado en sus casas", explicó el portero de la finca.

Fuentes de la investigación confirmaron ayer que el fuego tuvo su origen en un cortocircuito, si bien todavía se desconoce en qué lugar de la casa se pudo producir. Amigos de la familia precisaron, no obstante, que, en el momento de iniciarse el incendio, la pequeña Sara estaba manejando un secador de pelo en el baño, ubicado junto al salón principal, cuando una chispa provocó las llamas que se extendieron de manera veloz por el resto de la vivienda.

Los padres de la niña fallecida, Nicolás y Yolanda, son pastores de la Iglesia evangélica Santidad Pentecostal, cuyos feligreses se reúnen habitualmente en la sede del cine Capitol. En la mañana de ayer, Nicolás había llevado a su mujer a una reunión con feligreses y a la mayor de sus tres hijos, Karen, que tiene siete años, a clases de baile. Después fue a hacer la compra. Cuando llegó a su casa una vecina le avisó de lo que estaba sucediendo. Corrió a socorrer a sus pequeños, pero nada pudo hacer.

A primera hora de la tarde se encontraba ingresado en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda junto a su hijo pequeño. Ambos estaban ya fuera de peligro. En la sala de espera de las urgencias, familiares y amigos aguardaban juntos noticias de ambos. "El niño está bien, tenía muchos golpes por la caída y había inhalado humo, pero ya hemos podido hablar con él. A Nicolás no hemos podido verle aún", explicaba Xánder, un amigo de la familia. Ambos fueron dados de alta a última hora de la tarde.

Mientras, otros conocidos recordaban que Nicolás, de nacionalidad española, vivió durante algún tiempo en Costa Rica. Allí fue donde abrazó la religión evangélica. Cuando volvió a España conoció a Yolanda, mexicana, que había llegado unos años antes como misionera. En el año 1999 se casaron. Durante algún tiempo vivieron cerca de la Puerta de Toledo. Desde hacía cerca de dos años se habían trasladado a la casa de Pozuelo de Alarcón, donde vivían de alquiler con sus tres hijos.

"Son una familia muy conocida y muy querida por todos en la congregación", explicaba a las puertas del hospital Steven, feligrés de la Iglesia Santidad Pentecostal, quien recordó a la pequeña Sara como una niña "muy alegre, dulce y que siempre estaba riendo".

La familia no sabe todavía donde será enterrada la niña. Mientras, varios feligreses evangélicos se reunirán a mediodía de hoy en el cine Capitol "para rezar por su alma".

Fachada del bloque de pisos, en Pozuelo de Alarcón, donde ocurrió el incendio.ÁLVARO GARCÍA

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