Tapices modernos para un arte antiguo

La Real Fábrica expone por primera vez sus obras más recientes

La Real Fábrica de Tapices, emporio textil centenario, acomete un desafío sin precedente en su rica historia: mostrar al público los esfuerzos comprometidos por la institución madrileña en modernizar en sus tapices, alfombras y reposteros los motivos pictóricos que han acreditado sus renombradas labores durante siglos. También hoy, la fundación que la rige consigue hacerlas reverdecer desde los cartones pintados por maestros contemporáneos.

Una muestra de algunas de las más importantes obras urdidas en sus talleres a partir de 1950 y en su Escuela-Taller desde 1996 luce desde el pasado ...

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La Real Fábrica de Tapices, emporio textil centenario, acomete un desafío sin precedente en su rica historia: mostrar al público los esfuerzos comprometidos por la institución madrileña en modernizar en sus tapices, alfombras y reposteros los motivos pictóricos que han acreditado sus renombradas labores durante siglos. También hoy, la fundación que la rige consigue hacerlas reverdecer desde los cartones pintados por maestros contemporáneos.

Una muestra de algunas de las más importantes obras urdidas en sus talleres a partir de 1950 y en su Escuela-Taller desde 1996 luce desde el pasado 26 de diciembre en el edificio de la Real Fábrica en la calle de Fuenterrabía. Tapices basados en obras de José Luis Sert, Guillermo Pérez Villalta, Vaquero Turcios, Alfonso Albacete, Joseph Domjan, Alberto Corazón o Keiko Mataki cuelgan cerca de otros telares flamencos, bruselenses y gobelinos que atesora la institución.

Tras una tarea de acopio y selección acometida por el historiador Antonio Sama, comisario de la muestra, con la supervisión de la directora del centro, Dolores Asensi, una veintena de tapices modernos cuelgan de los muros de dos amplias salas. La excepción es una alfombra ideada por Albacete que, bajo el título La alberca, posa sobre el suelo su homenaje al agua, cuya mancha azul impregna sus texturas entre espejuelos de cromaticidad fulgurante.

La primera sala atrae la mirada hacia un tapiz motivado en El último abencerraje, de sabor hispánico y despliegue escenográfico, ideada por el irrepetible Sert. Fue el primer pintor que, en 1924, recibió el encargo de Alfonso XIII de contribuir con sus obras a modernizar la Real Fábrica, si bien no se materializaría hasta 1951. Su obra El embarque muestra sobre urdimbre y trama un prodigioso dominio de los volúmenes, los ropajes pintureros y los caballos en corveta, protagonistas de sus épicos relatos visuales.

Sert hizo en Madrid, en el edificio ampliado del Parlamento, antigua sede del Banco Exterior, una extraordinaria serie de sanguinas murales de trasunto español de las cuales resulta imposible abstraer la evocación de Francisco de Goya. Fue precisamente Goya adalid de la modernización de la Real Fábrica de Tapices con sus celebérrimos cartones, en cuya estela se inserta esta exposición única.

Descollante resulta la presencia de Pérez Villalta, con una Alegoría de la paz, homenaje al XXV aniversario de la Constitución española de 1978, tributo panteísta al clasicismo mediterráneo y otro tapiz más inspirado en su obra Los emblemas del amor, que evoca en sus espirales la impronta misteriosa de William Blake sobre un retablo signado por la majestad de motivos tapiceros persas, como los pavos reales que desplegó en sus xilografías, aquí tapizadas, el húngaro Domjan. Sorprenden dos alfombras inspiradas en La noche y El día, de Corazón, de potente cromatismo, más otra de la artista nipona Mataki, una sinfonía textil en amarillo.

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Hilos de modernidad. De lunes a sábado, de 11.00 a 19.00. Hasta el 31 de enero. Entrada: 3 euros. Real Fábrica de Tapices. Fuenterrabía, 2. Metro Atocha-Renfe.

Arriba, Los motivos del amor, de Guillermo Pérez Villalta. Abajo, tapiz de una obra de José Luis Sert inspirada en El embarque.MANUEL ESCALERA

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