Miedo y balas en un pueblo cordobés

Tirotean dos casas de la familia del sospechoso del asesinato de Bujalance

El pueblo cordobés de Bujalance tiene miedo. Especialmente el barrio de Santiago, donde han vuelto a escucharse los disparos, sólo un mes después de que muriese de un balazo en la cabeza José Reyes, un gitano de 51 años. Desde ese momento, la tensión que se vive en la zona del pueblo ha ido dejando las huellas del fuego y las balas en las fachadas de las casas de la familia de Rafael Hidalgo Castro, El Rafi, que está en prisión preventiva en la cárcel de Córdoba, acusado de ser el presunto asesino de Reyes.

Hace una semana la casa familiar de El Rafi ya fue incendiada. Y en la ma...

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El pueblo cordobés de Bujalance tiene miedo. Especialmente el barrio de Santiago, donde han vuelto a escucharse los disparos, sólo un mes después de que muriese de un balazo en la cabeza José Reyes, un gitano de 51 años. Desde ese momento, la tensión que se vive en la zona del pueblo ha ido dejando las huellas del fuego y las balas en las fachadas de las casas de la familia de Rafael Hidalgo Castro, El Rafi, que está en prisión preventiva en la cárcel de Córdoba, acusado de ser el presunto asesino de Reyes.

Hace una semana la casa familiar de El Rafi ya fue incendiada. Y en la madrugada del pasado domingo, otras dos casas de la familia y la de un vecino fueron tiroteadas. Un pariente de Reyes fue detenido ayer por estos últimos sucesos, pero terminó en libertad, al no ser suficiente la declaración del denunciante para acusarle de nada, informó la agencia Efe.

La vivienda de un vecino de El Rafi también recibió un balazo

Cuando hace poco más de una semana, se prendió fuego a la vivienda de El Rafi, la familia de José Reyes ya se desmarcó de ese tipo de ataques, pues reconocía que no les favorecía en absoluto en su causa. La familia del asesinado lucha por aclarar por qué cuando presuntamente El Rafi disparó contra Reyes, aquél llevaba fugado de la justicia casi tres años, después de no volver de un permiso carcelario en el penal de Córdoba. Allí cumplía siete años y cinco meses de condena por robo con fuerza y faltas de lesiones.

Pero a pesar de los llamamientos a la calma de los Reyes, la violencia ha seguido y ocho días después de aquel cóctel molotov, el grado de intimidación crece. La madrugada del domingo, la puerta de la casa del abuelo de El Rafi recibió un impacto directo de lo que parece ser una escopeta de perdigones, que abrió un boquete en la madera del tamaño de un puño (ya tapado por los vecinos).

Poco después hubo más disparos. Uno, al parecer también de perdigones, en la fachada de la casa del presunto asesino, donde hoy sólo vive su hermana. Y justo en la esquina, en la vivienda de un vecino, un balazo limpio en una ventana. "La bala rompió la reja de hierro, el cristal, rebotó contra la pared del salón y terminó en el suelo", recordaba ayer el propietario.

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Merchi, la hermana menor de El Rafi, la única de los ocho miembros de la familia que ha decidido volver al pueblo tras la muerte de José Reyes, tiene miedo. "He estado en Andújar. Cuando me enteré de que habían quemado mi casa, decidí volver", explica. Desde entonces, Merchi apenas se atreve a salir de casa. "La noche de los disparos, estaba dentro, pero pensé que eran sólo golpes. No me di cuenta de que nos habían disparado hasta después", recuerda la joven de 20 años.

El miedo de todos los vecinos es patente. No sólo temen encontrarse en medio de una nueva reyerta entre las dos familias enfrentadas, sino que también tienen pavor a que la tensión crezca hasta un límite insoportable en el pueblo.

Merchi, hermana de Rafael Hidalgo, El Rafi, mostraba ayer los impactos después de que su casa fuera tiroteada.F. J. VARGAS

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