Grecia en llamas
Algunos hablan de que lo que está ocurriendo en Grecia es la antesala de una revolución, yo veo este análisis demasiado optimista, no sé yo si es posible en la actualidad un cambio digno de llamarse revolucionario en un país de la UE, más bien creo que no, pero sí que es posible frenar la deriva neoliberal que están tomando los países pertenecientes a dicha organización. Es posible porque ya lo demostraron los propios griegos al impedir que su Gobierno implantara medidas pertenecientes al Plan Bolonia; o como han demostrado en Francia los estudiantes y profesores que han obligado a Sarkozy a r...
Algunos hablan de que lo que está ocurriendo en Grecia es la antesala de una revolución, yo veo este análisis demasiado optimista, no sé yo si es posible en la actualidad un cambio digno de llamarse revolucionario en un país de la UE, más bien creo que no, pero sí que es posible frenar la deriva neoliberal que están tomando los países pertenecientes a dicha organización. Es posible porque ya lo demostraron los propios griegos al impedir que su Gobierno implantara medidas pertenecientes al Plan Bolonia; o como han demostrado en Francia los estudiantes y profesores que han obligado a Sarkozy a retirar su programa de recortes presupuestarios para la educación; también en Italia Berlusconi está encontrado en la calle la oposición que le falta en el Parlamento. Y aquí, en España, quizás el hecho de que sea el PSOE y no el PP el que esté en el poder frena a algunos sindicatos y movimientos sociales a la hora de movilizar una protesta.
Las oleadas de protestas en Grecia de nuevo sacan a relucir el debate de las formas con las que la gente expresa su descontento o frustración, en muchas cosas marcadamente violenta. A mí me gustaría recordar que los muertos casi siempre los ponen los mismos, y que mientras la violencia de unos provoca pérdidas humanas las de los otros provoca pérdidas materiales, nada comparable en mi opinión.
No creo que la violencia de las protestas sea lo más reseñable de lo que está ocurriendo en Grecia, con un Estado incapaz de ofrecer expectativas a la población, en especial a la más joven, y con unas fuerzas de seguridad con una excesiva querencia al gatillo fácil.
Igual que en su día Nicolas Sarkozy, el Gobierno griego encuentra la solución mandando más policía e incrementando la represión, no parece ser ése un medio para frenar el antiliberalismo que empieza a sacudir Europa.