Columna

TVV cae en picado

Según los analistas de audiencias, corroborado por fuentes internas del medio, Canal 9 está perdiendo telespectadores por un tubo, lo que no habría de chocarnos habida cuenta de su habitual y deprimente nivel de calidad, agudizado últimamente mediante algunos espacios que han conseguido el triste entorchado de ser los menos vistos en su franja horaria de entre todas las televisiones públicas y privadas de España. Y sin embargo, esta caída en picado nos choca, pues al fin y al cabo, aún siendo pésima su actual programación e igualmente falsaria su política informativa, tampoco hay tanta diferen...

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Según los analistas de audiencias, corroborado por fuentes internas del medio, Canal 9 está perdiendo telespectadores por un tubo, lo que no habría de chocarnos habida cuenta de su habitual y deprimente nivel de calidad, agudizado últimamente mediante algunos espacios que han conseguido el triste entorchado de ser los menos vistos en su franja horaria de entre todas las televisiones públicas y privadas de España. Y sin embargo, esta caída en picado nos choca, pues al fin y al cabo, aún siendo pésima su actual programación e igualmente falsaria su política informativa, tampoco hay tanta diferencia con las que los ciudadanos hemos venido sufriendo sin pausa en sus casi 20 años de servicio perruno a los partidos gobernantes de la Generalitat, que sucesivamente y con creciente descaro han defraudado la ley que amparó la creación de RTVV y expoliado los derechos del pueblo soberano.

¿Qué ha podido pasar para que se haya producido este despego? ¿Hemos de atribuirlo por entero a la pobre o miserable oferta de TVV, más atenta a intoxicar a su clientela y repartir prebendas entre los amigos de la casa y proveedores de su parrilla a costa de la producción propia de programas? ¿O no será más cierto que la audiencia ha madurado y cansado de tan mortificante tomadura de pelo como es la farsa noticiosa y el mediocre ocio que proporciona la TV autonómica? No será más cierto, pero complace imaginarlo. En todo caso, lo lógico será pensar que ambos motivos, en una u otra medida, están contribuyendo al descalabro del ente.

Y esa es una mala noticia para el PP gobernante que, a pesar del imponente mariachi mediático -periódicos, televisiones y emisoras de radio- que ameniza sus iniciativas o simula sus pifias, sigue teniendo en la "tele" pública su más eficaz órgano propagandístico. No olvidemos que TVV es la principal y a menudo única fuente de información del vecindario, lo que explica el uso exclusivo que de ella se hace y el muro infranqueable contra el que se estrellan todos los intentos de reforma, ya sea de su Consejo de Administración -reducido hoy a un corrillo inoperante de figurantes y obsecuentes gratificados-, del nombramiento del director, convertido en mera prolongación del Consell, o instauración de un Consejo Superior del Audiovisual con capacidad para acotar los desmadres.

Resulta obvio que con estos demócratas de pacotilla que hegemonizan el Gobierno, a los que debemos agregar una larga nómina de periodistas o asimilados sumisos, TVV seguirá siendo un mero instrumento de agitación ajeno a lo que realmente acontece e interesa, como la crisis económica, el fracaso escolar, la financiación de los municipios, el plan Bolonia para la educación superior y etcétera. Puestos a parlar clar -como se anuncia uno de sus espacios- estos liberales a la violeta creen que el orbe noticioso consiste en zurrar a ZP. Y encima, para impedir la competencia y todo viso de pluralidad, también nos expolian TV3 cerrando los repetidores.

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