Crítica:TEATRO

Un viaje de invierno

Lo primero que hay que decir es que estamos ante un gran texto de Jerónimo Cornelles, pese a algunas cursilerías del Julio Cortázar de primera hora, donde el género fantástico en la escena recobra algunos de sus derechos durante tanto tiempo perdidos. No es la fantasía, sino el imaginario, lo que lleva a estos dos personajes a una desolación sin fronteras, hasta el punto de que bien podrían fundar una ONG con ese nombre. Se trata de todo y de nada. Una pareja, hombre y mujer, de edad y condición muy diferentes, que se encuentran casi cada día durante dos minutos y veinticuatro segundos en una ...

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Lo primero que hay que decir es que estamos ante un gran texto de Jerónimo Cornelles, pese a algunas cursilerías del Julio Cortázar de primera hora, donde el género fantástico en la escena recobra algunos de sus derechos durante tanto tiempo perdidos. No es la fantasía, sino el imaginario, lo que lleva a estos dos personajes a una desolación sin fronteras, hasta el punto de que bien podrían fundar una ONG con ese nombre. Se trata de todo y de nada. Una pareja, hombre y mujer, de edad y condición muy diferentes, que se encuentran casi cada día durante dos minutos y veinticuatro segundos en una estación de metro entre el paso de dos convoyes, establecen una relación, cierta o incierta, a través de notas que dejan como al descuido y que van leyendo como quien no quiere la cosa. La obsesiva discursividad de esas breves notas va dejando paso a otras obsesiones de mayor peso, el que se atribuye a la palabra dicha, tal vez también imaginarias. No conviene olvidar que el asunto discurre en las fechas próximas a la Navidad, y quien quiera saber más del argumento -¿inexistente?-, que acuda sin tardanza a ver la obra. Saldrá exasperado o extrañado, tanto importa, pero no lo lamentará.

2.24

De Jerónimo Cornelles y Pascual Carbonell, por Teatres de la Generalitat y Bramant Teatre. Intérpretes, Juan Mandli, Victòria Salvador. Vestuario, Esther Amanda, Roberto Segarra. Iluminación y espacio escénico, Sergio Vega. Espacio sonoro, Pep Llopis. Dirección, Jerónimo Cornelles. L'Altre Espai. Valencia.

Sólo dos cosas más. El espacio escénico y la grabación videográfica que en ocasiones le sirve de fondo no sólo se complementan, es que se compenetran de una manera admirable para convertirse en otra cosa. Y en cuanto a la interpretación, tengo para mí que Victòria Salvador es esa admirable actriz que ningún cegato a lo Woody Allen ha descubierto todavía, y que Juan Mandli crece más en talento que en barriga, que ya es decir. Una obra, y una puesta en escena, y unas interpretaciones del todo imprescindibles en nuestro teatro. No se la pierdan.

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