Reportaje:

Final de cine para el príncipe Hamilton

El británico se toma la revancha ante Ferrari y se convierte en el campeón más joven de la historia en la F-1

La fórmula 1 se reivindicó ayer como un deporte espectacular y mediático por excelencia para suerte de los dueños del negocio con un final de película en la última carrera en el circuito brasileño de Interlagos. Acabado el campeonato, el desenlace resultó tan vertiginoso e incierto que en el taller de Ferrari celebraban el título de Felipe Massa sin reparar en que el nuevo rey era Lewis Hamilton. La escudería italiana no se ha dado por enterada durante la temporada. Tanto Massa como Kimi Raikkonen han sido demasiado irregulares y el equipo ha cometido errores de bulto pese a que sólo tenían al...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La fórmula 1 se reivindicó ayer como un deporte espectacular y mediático por excelencia para suerte de los dueños del negocio con un final de película en la última carrera en el circuito brasileño de Interlagos. Acabado el campeonato, el desenlace resultó tan vertiginoso e incierto que en el taller de Ferrari celebraban el título de Felipe Massa sin reparar en que el nuevo rey era Lewis Hamilton. La escudería italiana no se ha dado por enterada durante la temporada. Tanto Massa como Kimi Raikkonen han sido demasiado irregulares y el equipo ha cometido errores de bulto pese a que sólo tenían al británico como rival. De la misma manera que la corona ganada el año pasado en el último suspiro por Raikkonen castigó la incompetencia de McLaren, el triunfo ayer de Hamilton penalizó los despropósitos de Ferrari. A sus 23 años y 299 días, Hamilton se tomó la revancha del ejercicio pasado y se proclamó el campeón más joven de la historia, récord que estaba en poder de Fernando Alonso, definitivamente el mejor piloto en el último tramo del curso.

Más información

El podio de Interlagos fue tan fotogénico como apasionante resultaron las últimas tres vueltas. Alonso posó con Massa y Raikkonen en un momento en que se especula de nuevo sobre el posible fichaje del español por Ferrari. Lloraba Massa de dolor por un triunfo estéril mientras Hamilton brincaba feliz con su familia por un título que no alcanzó hasta el último giro después de 18 grandes premios.

Derrotado el año pasado de manera sorprendente por su desmesurada agresividad, el británico corrió ayer con la calculadora, siempre al límite de los puestos que le daban el título, cosa peligrosa cuando las circunstancias meteorológicas son tan cambiantes como ayer en Brasil. Ocurrió que Sebastian Vettel adelantó a Hamilton en la penúltima vuelta, le relegó al sexto puesto y le dejó sin título hasta que el británico superó a Timo Glock -el alemán no había parado para cambiar neumáticos cuando volvió a caer la lluvia- a falta de cinco curvas para la meta y recuperó la quinta plaza que le daba matemáticamente el campeonato por un punto y pese al triunfo ayer de Massa.

Un final dramático para una temporada cambiante y que a fin de cuentas dejó a cada piloto en el puesto que por méritos le correspondía. Aunque puede que completara la peor carrera del año, nadie discutió el triunfo final de Lewis Hamilton. Del mismo escenario donde fue tomado por un villano la temporada pasada, salió ayer saludado como un héroe. Que el británico ganara el título era una cuestión de tiempo desde que debutó en la fórmula 1. Le bastaron 35 grandes premios y dos temporadas.

Lewis Hamilton celebra su primer título mundial.EFE

Sobre la firma

Archivado En