Análisis:

Desgarros

Está por ver cómo Diego Valderas articula una forma de relación con su entorno después de que en los documentos de trabajo empleados en la 17ª Asamblea llegaran a la conclusión de que no es el mejor momento para la convergencia con las organizaciones sociales a las que consideran excesivamente dependientes de las subvenciones que proceden de la Junta. Sin embargo, seguro que el coordinador regional requerirá en esta nueva etapa más apoyos que nunca desde más allá de los estrictos límites de su organización, ya que da la impresión de que está más aislada que nunca. Y para colmo, determinados pr...

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Está por ver cómo Diego Valderas articula una forma de relación con su entorno después de que en los documentos de trabajo empleados en la 17ª Asamblea llegaran a la conclusión de que no es el mejor momento para la convergencia con las organizaciones sociales a las que consideran excesivamente dependientes de las subvenciones que proceden de la Junta. Sin embargo, seguro que el coordinador regional requerirá en esta nueva etapa más apoyos que nunca desde más allá de los estrictos límites de su organización, ya que da la impresión de que está más aislada que nunca. Y para colmo, determinados problemas internos les provocan desgarros bien dolorosos que ni siquiera puede disimular el propio Valderas, para quien el boicoteo que sufrió en la votación del informe de gestión fue toda una contrariedad, máxime en el caso de los críticos surgidos en la asamblea local de su pueblo, Bollullos (Huelva).

Con todo, a partir de esta semana, el político onubense seguro que sitúa entre sus prioridades ensanchar el ámbito de confianza en el círculo más próximo y afín de su formación. Una estrategia que, desde luego, no pasa por acercamiento alguno al PSOE, después de que éste dejara bien claro, desde el inicio de esta legislatura, que prescindía de IU. Las relaciones entre ambas fuerzas son intrascendentes para la acción política diaria. Quizá esa sensación de irrelevancia en el juego político andaluz es una de las cosas que peor llevan en IU, cuyos dirigentes no hacen más que ver enemigos por todas partes. Los sindicatos poco menos que están comprados al igual que el resto de entidades y qué decir de los medios de comunicación. Lo mejor, por tanto, deben pensar, es seguir la senda de Gordillo, esto es, el encadenamiento y la movilización antes que el diálogo y el acuerdo, palabras que les han de sonar a componenda y rendición.

Y en cuanto a los objetivos a corto plazo, ahí está la próxima Asamblea Federal, en donde los andaluces quieren desempeñar un papel de principal protagonista, por lo que todo delegado que consigan será poco para un Valderas que aspira a más en la política nacional. Pero hay quien dice que a lo que hemos asistido en esta pasada asamblea es a la defunción de la poca o mucha IU plural que se conocía hasta ahora para dar paso a una cosa bien distinta más parecida al PCA, puro y duro.

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