EXTRA PORTUGAL

Una caipiriña mirando al Tajo

Santos, Belem y otros rincones lisboetas donde congenian lo clásico y lo emergente

Llegué a Lisboa como corresponsal en el esplendor de la primavera. Dejaba atrás la Ciudad de México, donde pasé tres años y medio. Droga dura la capital mexicana. Puede atraparte y hacerte pedazos. Lisboa, obvio reconocerlo, es la antípoda. La luz, esa luz tan especial que se filtra por todos los rincones, fue el primer impacto. Miraba al cielo y veía un azul intenso, los colores eran colores y, además, me parecía respirar un aire limpio.

Me tocó vivir las primeras semanas en el barrio de Santos, junto al Tajo, en un edificio del siglo XIX que después de las obras de rehabilitación cons...

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Llegué a Lisboa como corresponsal en el esplendor de la primavera. Dejaba atrás la Ciudad de México, donde pasé tres años y medio. Droga dura la capital mexicana. Puede atraparte y hacerte pedazos. Lisboa, obvio reconocerlo, es la antípoda. La luz, esa luz tan especial que se filtra por todos los rincones, fue el primer impacto. Miraba al cielo y veía un azul intenso, los colores eran colores y, además, me parecía respirar un aire limpio.

Me tocó vivir las primeras semanas en el barrio de Santos, junto al Tajo, en un edificio del siglo XIX que después de las obras de rehabilitación conserva su elegancia. El apartamento tenía una vista imponente. Cautivaba mirar de buena mañana los transbordadores que cruzan el río desde las estaciones fluviales de Casi do Sodré y Terreiro do Paço haciaMontijo, Almada, Seixal o Cacillas.

Santos es una mezcla de modernidad y tradición, muy común en Lisboa. Las tiendas de interiorismo y diseño que proliferan en el barrio han unido esfuerzos en una iniciativa bautizada como Santos Design District (SDD), dirigida a colocar esta zona de la ciudad en el mapa internacional. El trayecto desde Largo de Santos hasta la Praça Dom Luis I, sea por la calle Dom Luís I o a través de la avenida 24 de Julio, muestra la pugna entre la ciudad vieja y la emergente, donde un edificio abandonado puede lindar con un galpón reconvertido en tienda de Armani Casa.

El mercado da Ribeira

Muy cerca de los comercios y restaurantes demoda, junto a la plaza Dom Luis I, sobrevive el Mercado da Ribeira, inaugurado en 1882. Un referente por ser el más próximo al río. Además de los clásicos puestos de frutas, verduras, pescado y carnes, hay restaurantes, tiendas y un espacio cultural y recreativo, donde se organizan conciertos, clases de baile de salón, o convocatorias variopintas. El último fin de semana que lo visité había una congregación de coleccionistas del legendario Citroen 2CV (dos caballos), que llegaban orgullosos al volante de sus reliquias.

En los alrededores del mercado, el pasado mantiene la primacía. Edificios destartalados, calles mal iluminadas que albergan viejas tiendas de artículos de pesca, casas de comidas y algún que otro pub, reminiscencia británica. En las plazas de São Paulo y Duque de Terceira, por ejemplo, se puede ver una representación variada de quienes pueblan y transitan por el barrio: los más viejos del lugar, jubilados precarios, emigrantes africanos, ejecutivos apresurados, anglosajones que acuden puntualmente a tomar una pinta de cerveza y algún que otro turista con cara de despistado que se ha salido de la ruta clásica.

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Pero el gran protagonista de la ciudad, que está en todas partes, que puede verse desde infinidad de rincones, se llama Tajo, Tejo en portugués. Se divisa majestuoso al entrar por el puente 25 de abril, en la que, en mi opinión, es la vista más bella de la ciudad. En Alfama, Graça, Socorro, el castillo de San Jorge, desde el parque Eduardo VII, el Chiado, Barrio Alto, Estrella, Lapa, desde los puntos más escondidos puede verse el río. Uno se aleja de la zona portuaria y ahí sigue el Tejo, visible. Claro que la orografía de Lisboa ayuda, con las siete colinas y las calles empinadas que suben y suben hasta convertirse en miradores.

Por la margen derecha, desde el Parque de las Naciones hasta Belem, la ciudad ha cambiado de cara en los últimos años. La Expo 98 fue un detonante para la transformación de la que hoy es una de las rutas más interesantes de Lisboa. En primer lugar, porque nunca pierde de vista el río. Tiene las mejores condiciones para caminar, correr o ir en bicicleta. La oferta de bares y restaurantes resulta interminable. Frente a la estación de Santa Apolonia encontramos los primeros locales que merecen una visita, como Bica do Sapato (www.bicadosapato.com; 00351 218 81 03 20) y Casanova (00351 218 87 75 32). Sin apartarse del río llegaremos a la Plaza de Comercio, antaño conocida como Terreiro do Paço, una de las mayores del mundo, que alberga varios ministerios e instituciones. Esta plaza es la terminación del eje que desciende desde el parque Eduardo VII por la avenida Liberdade, Rossio y la Baixa, hasta llegar al mismísimo Tejo con unas escaleras que llevan años en reconstrucción.

Desde Cais de Sodré, donde coinciden la estación de ferrocarril y la fluvial, merece la pena caminar junto al río, Rua da Cintura do Porto, para descubrir algunas joyas. Un viejo almacén de gran portalón es la sede del Club Naval, donde se organizan cursos de remo. El 99% de los paseantes no se dará cuenta de que el galpón oculta en su interior un secreto que me resisto a revelar. Si se atreve, descubrirá una escalera estrecha y empinada, que sube hasta el Café Malaca, un restaurante sin pretensiones que prepara unos platos de cocina asiática altamente recomendables. Es un lugar óptimo para tomar una caipiriña viendo el río al caer la tarde.

Tres referentes

El paseo sigue, y en el camino hay otros locales dignos de una visita, pero yo no me detendría hasta el Museo de Oriente (Av. de Brasília, Doca de Alcântara Norte.www.foriente.pt), el últimomuseo inaugurado en Lisboa, que evoca la época del imperio portugués en Asia. Este trayecto termina en Belem, el barrio que reúne tres referentes de la ciudad: el Centro Cultural de Belem(CCB), el monasterio de los Jerónimos y el palacio de Belem, sede de la Presidencia de la República. Si ha sido capaz de recorrer los tres?espero que no haya dejado de lado elMuseo Colección Berardo, en el CCB (www.ccb.pt)?, es probable que el cuerpo le pida bebida y comida. En este último caso una parada en la Fábrica dos Pastéis de Belem puede ser una bendición para dar cuenta del dulce más reconocido y reconocible de Portugal.

Más propuestas e información práctica en la Guía de Portugal

El Barrio Alto lisboeta, una de las zonas de marcha de la capital portuguesaJOÃO PINA

GUÍA

Cómo ir

» Vueling (www.vueling.com; 902 33 39 33) tiene vuelos directos de ida y vuelta entre Madrid y Lisboa a partir de 95 euros, tasas y suplementos incluidos.

» Clickair (www.clickair.com; 902 25 42 52) tiene vuelos directos de ida y vuelta entre Barcelona y Lisboa desde 95 euros, tasas y suplementos incluidos.

Visitas

» Mercado da Ribeira (www.espacoribeira.pt) Avenida 24 de julho, s/n.

Comer

» Café Malaca (00 35 12 13 47 70 82) Cais do Gás, Armazém H. Cierra los domingo y lunes.

Información

» www.visitlisboa.com.

» www.santosdesigndistrict. com.

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