Reportaje:

'Picassos' sobre ruedas en el Marco

El creador compostelano Suso Fandiño convierte tres coches de Citröen en piezas de arte incrustándolas en las paredes del museo vigués

Si hace casi un siglo Marcel Duchamp convirtió un urinario en un objeto artístico, toda la simbología socio-económica de un automóvil no es menos susceptible de entrar en un museo. Eso es justamente lo que ha hecho el artista gallego Suso Fandiño (Santiago de Compostela, 1971): elevar un producto comercial, fabricado en serie y tan reconocible como un coche, a la dignidad de un objeto artístico por decisión propia, en un gesto como el que hizo célebre a Duchamp. Y, en el diccionario de uso común de los vigueses, el sinónimo de coche no es otro que Citröen.

En la presentación de su muest...

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Si hace casi un siglo Marcel Duchamp convirtió un urinario en un objeto artístico, toda la simbología socio-económica de un automóvil no es menos susceptible de entrar en un museo. Eso es justamente lo que ha hecho el artista gallego Suso Fandiño (Santiago de Compostela, 1971): elevar un producto comercial, fabricado en serie y tan reconocible como un coche, a la dignidad de un objeto artístico por decisión propia, en un gesto como el que hizo célebre a Duchamp. Y, en el diccionario de uso común de los vigueses, el sinónimo de coche no es otro que Citröen.

En la presentación de su muestra, que tuvo lugar ayer en el Espazo Anexo del Museo de Arte Contemporánea de Vigo (Marco), Fandiño contó con gracia cómo surgió la idea: "Para mí era toda una tentación trabajar con un vehículo llamado Picasso y conseguir la proeza de tener tres picassos en una obra". El artista compostelano acostumbra a trabajar con el concepto de autoría, cuestionándola, dentro del movimiento llamado apropiacionismo, y suele primar los aspectos sociológicos del arte.

La última creación de Suso Fandiño supone una nueva vuelta de tuerca a sus inclinaciones. Y, a mayor gloria de su trastada, rubrica el proyecto con una ironía final: imita la grafía de la firma del mismísimo pintor malagueño.

El resultado llama la atención desde el propio exterior del Espazo Anexo del museo, en cuya fachada se encuentran suspendidos dos vehículos Citröen modelo C4 Picasso, blancos, simétricos y en perfecto estado. En el interior se puede contemplar la parte de los coches que quedaba oculta desde fuera y un tercer vehículo, un tanto enigmático, porque le falta la mitad.

La elección del modelo no es azarosa, ya que se trata de un coche que Vigo fabrica en exclusiva para la marca francesa y que exporta a un centenar de países. A la inauguración de la muestra no podía faltar el director de la factoría viguesa, Pierre Ianni. "En mi opinión", declaró el ejecutivo francés, "Suso Fandiño ha conseguido fundir dos identidades indisociables de la ciudad: un coche que es la expresión del mejor saber hacer de Vigo y un museo que es referente de su vanguardia artística".

Dos años llevaban el Marco y Fandiño estudiando este proyecto, que ve la luz en el momento de la peor crisis del sector automovilístico de los tiempos recientes y que, a la vez, coincide con la celebración del 50º aniversario de la planta de PSA Peugeot-Citröen en Vigo. El director del museo y el artista señalaron la colaboración absoluta de la multinacional gala a la hora de ceder tres de sus vehículos de uso no comercial. "Ya veremos cómo trata el paso del tiempo a los coches, que estarán dos meses en exposición, pero desde luego, una vez salgan de aquí volverán a la fábrica, donde aprovecharán todas sus piezas", aseguró Fandiño.

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También Ianni, como evitando ofrecer una imagen de despilfarro en los tiempos que corren, con el temor a recortes de plantilla en la factoría viguesa, puntualizó que la participación de la empresa en este proyecto artístico no ha supuesto un gasto de dinero "a mayores".

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