Reportaje:MÚSICA | Discos

James Taylor de ayer, de hoy y de siempre

Cuando allá por los inicios de los setenta James Taylor llegó con el cover bajo el brazo de You've got a friend escrito por Carole King, convertida a la causa cantautora después de sus años mozos del pop industrial, aparte de llevarse el gato al agua, dejaba escrito que este cover, como otros que vendrían después -How sweet it is-, también eran suyos. Ahora, después de llevarlos en la agenda y sobre el escenario, Taylor ha decidido facturarlos y, tratándose de una persona tan exquisita como él, le vienen como anillo al dedo. Acostumbrados como estamos en los últimos...

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Cuando allá por los inicios de los setenta James Taylor llegó con el cover bajo el brazo de You've got a friend escrito por Carole King, convertida a la causa cantautora después de sus años mozos del pop industrial, aparte de llevarse el gato al agua, dejaba escrito que este cover, como otros que vendrían después -How sweet it is-, también eran suyos. Ahora, después de llevarlos en la agenda y sobre el escenario, Taylor ha decidido facturarlos y, tratándose de una persona tan exquisita como él, le vienen como anillo al dedo. Acostumbrados como estamos en los últimos tiempos al rescate sin descanso del songbook americano -y de otras latitudes, no se vaya a usted pensar-, se agradece que la repesca versionadora por parte de Taylor tenga sus motivos y marque sus diferencias. Así, el eterno hombre discreto y tímido del espectáculo andante se decanta, por ejemplo, por un tema como Wichita Lineman, todo un monumento del cancionero americano del siglo XX, para cruzar como banda sonora a lo largo y a lo ancho el país. La querencia por el country se pone de largo también en Why baby why, de otro peso pesado, Hank Locklin, y Taylor se descubre, como siempre sospechamos, como un rendido admirador de los sonidos granjeros. Los gustos del cantor de Fire and rain son tan variados como para echarle un bocado al repertorio Motown, como ya hizo en otros tiempos, y coger un trozo del pastel de Temptations, It's growing, que también le queda que ni pintado. Lo mismo que hace con otra pieza de la tarta como On Broadway, lejos ya de los ritmos de George Benson que la devolvieron a la vida terrenal, aunque la devoción por los coros que ilumina a menudo la obra del bueno de James te pongan un poco de los nervios.

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No se vayan ustedes a esperar un álbum con sorpresas, todo suena a Taylor, de ayer, de hoy y de siempre, y eso, en determinados momentos emocionales, se agradece, como escuchar su versión de Suzanne de Leonard Cohen, al que le han hincado el diente exquisitas dentaduras en esta vida, aunque aquí, mire por dónde, yo me sigo quedando con la del caballero de Montreal. Como también se agradece escuchar otro clásico de la pareja Jerry Leiber y Mike Stoller como Hound Dog, devuelto a los sonidos de su vocalista, Big Mama Thornton, mucho antes de caer en las manos del chico de Memphis. Para que la cosa no se quede ahí tenemos hasta rock como Dios manda, Summertimes blues, del siempre estimulante Eddie Cochran, y del siempre añorado, Buddy Holly, Not fade away.

Covers. James Taylor. Hear Music.

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