Corazón salvaje

Se cumplen ya algo más de diez años desde que Anari Alberdi debutara en el mundo de la música, con un álbum homónimo, allá por 1997, que pronto consiguió granjearle comparaciones con el indomable talento de la británica PJ Harvey. Y al igual que ha pasado con Maika Makovski, no le ha resultado fácil despegarse de tal comparación. Ni siquiera cuando en 2005 el notable Zebra marcó un punto de inflexión en su carrera. Algo por otra parte comprensible, dada la torrencial visceralidad, no exenta de sensibilidad, que irradia una propuesta como la suya, armada sobre ásperos guitarrazos el...

Se cumplen ya algo más de diez años desde que Anari Alberdi debutara en el mundo de la música, con un álbum homónimo, allá por 1997, que pronto consiguió granjearle comparaciones con el indomable talento de la británica PJ Harvey. Y al igual que ha pasado con Maika Makovski, no le ha resultado fácil despegarse de tal comparación. Ni siquiera cuando en 2005 el notable Zebra marcó un punto de inflexión en su carrera. Algo por otra parte comprensible, dada la torrencial visceralidad, no exenta de sensibilidad, que irradia una propuesta como la suya, armada sobre ásperos guitarrazos eléctricos y confesiones sentimentales en primera persona. Y poco importa que para ello emplee el euskera: al igual que ocurre con Dut, Lisabö o el gran Ruper Ordorika, la utilización de aquella lengua no supone, ni mucho menos, un impedimento para que su música llegue a tocar la fibra sensible de todo aquel que le preste algo de atención. Esta tarde llega a Valencia en compañía del guitarrista Borja Iglesias, para presentar los temas de su último álbum hasta la fecha, un disco grabado en directo en el bilbaíno Kafe Antzokia.