Reportaje:DÍA A DÍA | agenda

Entre Oriente y Occidente

El ciclo Sons de Castelló sigue siendo una de las más acusadas apuestas por las propuestas de riesgo con las que se puede uno topar por estos lares, propensa a la experimentación y a las lecturas poco obvias. Porque no de otra forma cabe calificar la música de Paul Metzger, un peculiar músico de Minessotta experto en instrumentos de cuerda, que hace un tiempo decidió que la mejor forma de comunicarse musicalmente con el mundo que le rodea era a través de un banjo de 21 cuerdas, creado expresamente para tal fin, aprovechando un mástil de guitarra y un conjunto de cuerdas que tienen mucho de la ...

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El ciclo Sons de Castelló sigue siendo una de las más acusadas apuestas por las propuestas de riesgo con las que se puede uno topar por estos lares, propensa a la experimentación y a las lecturas poco obvias. Porque no de otra forma cabe calificar la música de Paul Metzger, un peculiar músico de Minessotta experto en instrumentos de cuerda, que hace un tiempo decidió que la mejor forma de comunicarse musicalmente con el mundo que le rodea era a través de un banjo de 21 cuerdas, creado expresamente para tal fin, aprovechando un mástil de guitarra y un conjunto de cuerdas que tienen mucho de la resonancia de un sitar. El resultado de tal customización de recursos, muy lejos de la exuberancia formal de otros virtuosos como Bela Fleck, anda más cerca de establecer un puente entre Oriente y Occidente, entre las músicas del continente asiático y el folk norteamericano. E incluso entre el flamenco y el jazz.

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