Miguel Costas y Coppini rescatan el espíritu de Siniestro Total

"Llegó el momento más esperado. Es un orgullo y una satisfacción presentar al segundo mejor cantante del mundo, Germán Coppini". Fue la frase que dio paso al reencuentro de dos de los grandes precursores de la movida de los ochenta: Miguel Costas y Germán Coppini. Los ex de Siniestro Total volvieron a tocar juntos 25 años después y lo hicieron ante un público entregado en el penúltimo gran concierto de las fiestas de San Froilán en Lugo.

Con The Ellas, la banda que lidera Luís Tosar, y Def Con Dos, como teloneros, se subió al escenario Costas para intercalar temas de Siniestro con su "d...

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"Llegó el momento más esperado. Es un orgullo y una satisfacción presentar al segundo mejor cantante del mundo, Germán Coppini". Fue la frase que dio paso al reencuentro de dos de los grandes precursores de la movida de los ochenta: Miguel Costas y Germán Coppini. Los ex de Siniestro Total volvieron a tocar juntos 25 años después y lo hicieron ante un público entregado en el penúltimo gran concierto de las fiestas de San Froilán en Lugo.

Con The Ellas, la banda que lidera Luís Tosar, y Def Con Dos, como teloneros, se subió al escenario Costas para intercalar temas de Siniestro con su "disco o CD", que presentará el martes, Condenados a costas.

La plaza de la Huerta del Seminario recibió con la misma pasión que una noche de principios de los ochenta en el Kremlin, Sachtmo o Balaídos a Costas. ¿Qué tal homosexual? fue el primer estribillo que encandiló a la peña, cerrado luego por guitarrista y cantante con un clásico "gracias Lugo".

Costas volvió a enervar los ánimos de la multitudinaria concurrencia con Manitú por estribillo. La complicidad continuó repitiendo aquello de "era una chica muy mona que vivía en Barcelona" o "borrachos como cubas, ¿y qué?".

En medio quedó la pesadilla que vivió el ex Siniestro con Emilio, uno de los "arrastrados" del coro, que tenía un nutrido grupo de adeptos en primera fila. "Pues muy bien, que se quede Emilito y nos vamos todos", ironizó Miguel Costas.

Tras una larga espera para que seis chicas subieran al palco a hacer coros y poder "despedir" a Emilio, llegó el gran momento. Fue cuando Costas dio paso al "segundo mejor cantante del mundo". En eso apareció Coppini. Rapado y con una formal chaqueta proclamó un "¡Viva San Froilán!" y se volvió a sentir como cuando cerraba conciertos al ritmo de Ayatola. "Gracias Miguel por invitarme a pasar este rato tan agradable contigo", le espetó Germán Coppini a su antiguo compañero de banda. El efecto reencuentro ya se había consolidado y la concurrencia lo agradeció.

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