Análisis:EL ACENTO

Lennon y el sexo consecuente

El investigador Mario J. Cereghino ha recopilado el material que diplomáticos, policías y miembros de los servicios británicos elaboraron sobre los Beatles y que se conserva en los archivos de Kew Gardens, en las afueras de Londres. Cereghino ha podido confirmar que, como se sospechaba, la fama que acompañó desde muy pronto a aquellos cuatro jóvenes de Liverpool no fue sólo un asunto de sus seguidores, sino también de los circunspectos funcionarios al servicio de su majestad. Como los más exaltados de sus fans, éstos no dejaban pasar cualquier oportunidad de hacerse con recuerdos de Joh...

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El investigador Mario J. Cereghino ha recopilado el material que diplomáticos, policías y miembros de los servicios británicos elaboraron sobre los Beatles y que se conserva en los archivos de Kew Gardens, en las afueras de Londres. Cereghino ha podido confirmar que, como se sospechaba, la fama que acompañó desde muy pronto a aquellos cuatro jóvenes de Liverpool no fue sólo un asunto de sus seguidores, sino también de los circunspectos funcionarios al servicio de su majestad. Como los más exaltados de sus fans, éstos no dejaban pasar cualquier oportunidad de hacerse con recuerdos de John, Paul, George o Ringo para colocarlos, no en las paredes de su cuarto, sino en los tenebrosos anaqueles de los organismos encargados de la inteligencia y la seguridad. A su modo, era otra forma de rendir tributo al éxito de la banda.

Los documentos no aportan ninguna noticia capaz de sorprender sobre la vida de cuatro chicos en la cúspide de una época desenfrenada. Pero lo que convierte estos papeles en irreemplazables, lo que hace de ellos un testimonio digno de perdurar en la historia gris de la burocracia, es la manera en la que, sin pretenderlo, reproducen el itinerario por el que el rigor funcionarial acaba echándose en brazos de la procacidad. Sobre todo en lo que respecta a John y su compañera, de quienes se conserva una colección de dibujos eróticos inventariados, y explícitamente descritos, bajo la rúbrica de "Relación de Lennon con Yoko Ono, su matrimonio y su consecuente actividad sexual".

Por descontado, el adjetivo consecuente es el que más llama la atención. No es fácil saber si el funcionario a cargo del dossier se refería a que la "actividad sexual" del matrimonio Lennon no era otra que la que cabía esperar de dos personas tan desinhibidas como John y Yoko o si, por el contrario, estaba haciendo una inopinada confesión acerca de lo que él mismo esperaba del matrimonio. Quién sabe si en la irresoluble ambigüedad del adjetivo consecuente no se esconde, tal vez, el cambio de costumbres al que los Beatles pusieron música y letra.

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