Reportaje:

Las 'fieras' del nuevo circo de Madrid

Ni carromatos ni familias. La escena circense del siglo XXI bebe de todas las artes escénicas

Marta es acróbata aérea. Cuenta una historia con su cuerpo desplegando telas y colgando lámparas de 8 a 20 metros de altura. Niño Costrini es payaso. Pero no es un clown inocente. Disfraza sus reflexiones de bromas y es avispado; le da caña y ternura al público.

¿Sofisticados o bohemios? Caben todos los estilos. ¿Más difícil todavía? Sí, pero sin riesgo por el riesgo. Detrás de las acrobacias y el humor hay danza, música, teatro, moda, arte urbano... En cada número se cuenta una historia y no hacen falta animales salvajes. En el circo del siglo XXI el salto mortal es conquistar a...

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Marta es acróbata aérea. Cuenta una historia con su cuerpo desplegando telas y colgando lámparas de 8 a 20 metros de altura. Niño Costrini es payaso. Pero no es un clown inocente. Disfraza sus reflexiones de bromas y es avispado; le da caña y ternura al público.

¿Sofisticados o bohemios? Caben todos los estilos. ¿Más difícil todavía? Sí, pero sin riesgo por el riesgo. Detrás de las acrobacias y el humor hay danza, música, teatro, moda, arte urbano... En cada número se cuenta una historia y no hacen falta animales salvajes. En el circo del siglo XXI el salto mortal es conquistar al público. Eso pretenden los protagonistas de este reportaje. No vienen de familias circenses. Son madrileños o trabajan aquí y han estudiado en la escuela Carampa (www.carampa.com), germen de profesionales del circo repartidos por medio mundo (más de 4.000 alumnos desde 1995) y surgida a su vez de la Asociación de Malabaristas de Madrid, que ahora cumple 20 años.

Los aficionados se van fuera al no haber escuela superior en Madrid

Una buena muestra de la exportación de talentos de Carampa la ofrecerá, entre 25 y el 28 de septiembre próximos, el proyecto Crece. En el Price -donde el circo ha vuelto a escena en Madrid de forma estable después de 30 años de sequía- actuarán 15 ex alumnos que andan por distintas escuelas de Europa y América. Tras un mes de laboratorio dirigidos por el británico especialista en teatro físico Rob Tannion, ofrecerán espectáculos inéditos. "Es una experiencia piloto, un laboratorio de creación de circo contemporáneo que queremos continuar otros años", indica Tato Cabal, director gerente del Price (www.esmadrid.com/circoprice).

"En Crece pueden surgir contactos, intercambios, nuevos proyectos", comentan Celso Pereira y Francesca Lissia a propósito de este escaparate circense en el que participarán. "Como no hay una escuela superior de circo en Madrid tipo Conservatorio la gente se ha tenido que ir fuera a perfeccionarse". Ellos emigraron a Estocolmo, donde lograron el título universitario como artistas de circo.

Las opciones locales son la escuela de la Casa de Campo de Carampa, la Escuela de Circo de Alcorcón (EMCA, la primera de titularidad municipal de España, con 5.000 alumnos desde 1999), un aula municipal en Las Rozas y el centro privado Charivari. "La carencia educacional y de titulación provoca que las personas poco profesionales se aprovechen de ello para sacarse un beneficio", opina Marta Gutiérrez, artista y empresaria en Aerial Acrobatics Performance.

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"Mucha gente aprende las nociones básicas y se lanza a trabajos por un precio más bajo de lo habitual. Lo que perjudica a los profesionales que nos dedicamos exclusivamente a esto", añade (vía Internet, desde el crucero donde actúa) el acróbata y patinador de hielo David Sánchez (www.iceair.es). "Las salidas profesionales en Madrid son escasas: eventos, algún musical... Hay pocos espectáculos de circo y muchas veces te ves obligado a trabajar en malas condiciones" añade este madrileño de 24 años.

La magia tiene un precio. Los Kikolas no se conforman con ser mileuristas. "Exijo porque demuestro la calidad de espectáculo, que es un trabajo de riesgo y requiere una producción importante", plantea Marta Gutiérrez.

El argentino Niño Costrini vive en Madrid pero, paradójicamente, es aquí donde menos trabaja. "Es una ciudad donde no hay apoyo a las artes alternativas. Sólo hay dinero para las entidades oficiales como el Price". Cuando el escenario es la calle se necesita la complicidad de las autoridades. "Aquí no hay tal complicidad", asegura Kike Méndez, del dúo de malabaristas Los Kikolas. "Un artista de calle está muy bien considerado durante un festival pero si el mismo artista actúa dos días más tarde en la misma plaza se le acerca la policía y le echa". En otros países europeos hace ya tiempo que dejaron de tratarles como titiriteros. "Francia o Bélgica tienen mucha vida y, en este sentido, sus ciudades son las que están dignificando el circo europeo", asegura el Niño Costrini.

Las fieras humanas de la pista coinciden en la necesidad del reconocimiento del circo como arte escénica. Ven con optimismo la prevista apertura en 2010 de un gran circo para 600 espectadores, con salas de ensayo y enseñanza de infantil hasta la titulación universitaria, en el Centro de Creación Contemporánea de Alcorcón (CREAA). El Ayuntamiento de la localidad y sus gestores artísticos tienen conversaciones con el Ministerio de Cultura, asegura Gonzalo Arias, ex payaso y director de la EMCA: "Queremos que el circo se integre en la sociedad y sea una alternativa de ocio".

En los extremos, Los Kikolas; de izquierda a derecha, Celso y Frana, Niño Costrini, Nacho Moreno, Marta Gutiérrez y Herman Wade.ÁLVARO GARCÍA

LOS KIKOLAS: "El teatro de calle está degradado"

Los burgaleses Kike Méndez (30) y Kike Sebastián (31) son el dúo de humor y malabares Los Kikolas (www.loskikolas.com). Se formaron en Carampa y Alcorcón y en la escuela criolla de Argentina, pero pocas veces han trabajado bajo una carpa. Aunque "el teatro de calle está degradado", reivindican la fuerza del circo al abierto. Actuar en medio de la ciudad "no es sinónimo de trabajar sin producción", pero "hay mucho mundo más allá del Circo del Sol".

NIÑO COSTRINI: "No soy un payaso 'naïf"

Sebastián Guz es un niño de 33 años. Es el Niño Costrini. Nació en Argentina pero ahora vive en Madrid. Hace malabares y acrobacias pero su debilidad es hacer reír. Es payaso. "Pero no soy un payaso naïf". Cree que el nuevo circo ha perdido corazón. "Es un circo coreografiado". Hace nueve años compró una carpa con amigos y formaron el circo Xiclo, donde la base del espectáculo es el humor y funciona como cooperativa. www.mundocostrini.com

CELSO Y FRANA: "Las escuelas necesitan apoyo"

El gallego Celso (Pontevedra), y la italiana Francesca (Cerdeña), ambos de 26 años, son pareja artística (Celso y Frana) y vital. Se conocieron en la carpa de Carampa. Londres, Toulouse, Pekín, La Habana, Moscú y Estocolmo figuran en su periplo formativo. "Aquí hace falta más apoyo oficial a las escuelas", dicen. En sus acrobacias mano a mano utilizan libros. "El artista de circo ahora expresa más lo que siente. Conectamos más con el público".

AERIAL ACROBATICS: "Investigo en todas las artes"

Marta Gutiérrez (madrileña, 25 años) y Carol Brest (argentina, 28) forman Aerial Acrobatics Performance (www. aerialap.com). Vienen del deporte y del teatro. Diseñan los aparatos de sus espectáculos acrobáticos y visuales y sufren la falta de lugares de ensayo adecuados. Marta: "Más que exhibir habilidades me gusta contar historias, introducir el circo en un desarrollo dramático, investigar en todas las artes y tendencias. El circo hoy tiene muchas caras".

NACHO MORENO: "Llevo más de 30 años en esto"

Nacho Moreno, madrileño de Chamberí, lleva 34 años exhibiendo sus números de fuerza. Afirma que sabe lo que es "comerse el barro" y que, tras años de entrenamientos y lesiones no se le ocurre hacer su número por menos de 900 euros. Da clases de equilibrio y rock acrobático. "No trabajo por la propina de nadie. Soy un artista y trabajo por mi caché", afirma y asiente su colega trapecista Herman Wade. www.guerrerosdelequilibrio.com

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