Reportaje:

Menos de 24 horas de vida en Madrid

Detenido el asesino de un paquistaní encontrado muerto en una arqueta del Canal de Isabel II el mismo día en que llegó a la capital

M. A. G., de 35 años, había dejado su Pakistán natal para trabajar en Mallorca, donde vivía con su madre y hermanos. Luego decidió abandonar Mallorca para trabajar como soldador en Madrid. Se compró un billete de avión para el 27 de julio, llegó a Barajas y unas horas después estaba muerto. A. S., de 36 años, también paquistaní y la persona con la que había contactado la víctima antes de salir de Mallorca para buscar trabajo, le asestó presuntamente siete puñaladas por todo el cuerpo y lanzó su cadáver a un depósito de agua del Canal de Isabel II, en El Vellón (1.387 habitantes), de dos metros...

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M. A. G., de 35 años, había dejado su Pakistán natal para trabajar en Mallorca, donde vivía con su madre y hermanos. Luego decidió abandonar Mallorca para trabajar como soldador en Madrid. Se compró un billete de avión para el 27 de julio, llegó a Barajas y unas horas después estaba muerto. A. S., de 36 años, también paquistaní y la persona con la que había contactado la víctima antes de salir de Mallorca para buscar trabajo, le asestó presuntamente siete puñaladas por todo el cuerpo y lanzó su cadáver a un depósito de agua del Canal de Isabel II, en El Vellón (1.387 habitantes), de dos metros de ancho por dos metros de largo. La Guardia Civil informó ayer de su detención, que se produjo el 7 de agosto, 11 días después del crimen.

El móvil del asesinato se desconoce. "Quizá cuernos, quizá deuda pendiente, quizá algo que arrastraban incluso desde Pakistán", aventuraron fuentes de la Guardia Civil. Pero el caso es que los dos hombres estaban limpios. "Sólo constaba una denuncia de extranjería contra A. S. porque no notificó su cambio de domicilio ya en Madrid", explicó un portavoz de la Guardia Civil. Los dos hombres tenían el número de identificación de extranjeros (NIE) y el permiso de trabajo en España en regla.

Dar con el autor del asesinato de M. A. G. no fue sencillo. Según contaron fuentes de la investigación, lo primero que hicieron fue contactar con la familia de la víctima, que les informó de que antes de partir M. A. G. habló con dos paquistaníes, que eran los que tenían que proporcionarle el trabajo. Investigaron a ambos, y enseguida A. S. empezó actuar de forma extraña. "Dejó de hacer su vida normal", explicaron fuentes del instituto armado. En ese momento, consiguieron una orden judicial para registrar el domicilio. "Allí se encontraron pruebas concluyentes, como una huella de una zapatilla", indicó un portavoz de la Guardia Civil. El juez decretó el ingreso en prisión de A. S., aunque el hombre sigue negando que matara a su compatriota.

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