A PIE DE PISTA | PEKÍN 2008 | Baloncesto

Una situación psicológica ideal

Cuando se consigue un brillante resultado deportivo, es difícil y a veces injusto elegir un momento o unas personas clave: parece más correcto acordarse de todos los que han aportado su contribución y más objetivo reconocer que, frente a un sustancial equilibrio técnico, España cuenta con más hombres (desde el entrenador hasta los jugadores) con experiencia y personalidad adecuadas para ganar partidos de esta trascendencia y con un banquillo bastante más profundo.

Sin embargo, ese momentum que siempre buscamos en una competición igualada estuvo en la secuencia protagonizada por R...

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Cuando se consigue un brillante resultado deportivo, es difícil y a veces injusto elegir un momento o unas personas clave: parece más correcto acordarse de todos los que han aportado su contribución y más objetivo reconocer que, frente a un sustancial equilibrio técnico, España cuenta con más hombres (desde el entrenador hasta los jugadores) con experiencia y personalidad adecuadas para ganar partidos de esta trascendencia y con un banquillo bastante más profundo.

Sin embargo, ese momentum que siempre buscamos en una competición igualada estuvo en la secuencia protagonizada por Rudy Fernández que puso definitivamente a España por delante en el marcador: triple, balón recuperado con penetración en contraataque que produce dos tiros libres y la quinta falta de Lavrinovic y asistencia a Pau Gasol que genera la falta antideportiva y descalificante de Kleiza. Y buscando a los hombres del partido, tras quitarse el sombrero delante de Pau, que ha ido eliminando por faltas a cualquier rival que se le pusiera por delante (Petravicius, Lavrinovic, Javtokas, casi nada...), hay que remarcar que el trabajo de Felipe Reyes y Carlos Jiménez, sobre todo en los momentos más complicados del partido, ha sido indudablemente decisivo.

El partido del domingo va a ser probablemente diferente al de la semana pasada: España tiene todas las herramientas para preparar un plan eficaz y, sin la necesidad, si la hubo, de guardar recursos, su situación psicológica es ideal. Es como cuando el equipo con el segundo presupuesto de una Liga se enfrenta en la final al primero: ha cumplido con lo que se le exigía y se dispone a aprovechar una oportunidad de las que no se presentan a menudo.

Encontrar el correcto equilibrio entre la tranquilidad y la ambición es la tarea en la que seguramente técnicos y jugadores se han volcado en estas emocionantes horas de espera.

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