Crónica:PEKÍN 2008 | Tenis

"¿Nos vamos o nos quedamos?"

Virginia Ruano y Anabel Medina contentan a los pocos aficionados que las apoyan mientras juega Nadal y se meten en las semifinales

Veinte españoles, a lo sumo. Pista 2 del Green Tennis Center. "¿Nos vamos o nos quedamos y que a Nadal le den?", le pregunta a Virginia Ruano uno que se lo está pasando en grande junto a cinco amiguetes vestidos con la roja. La tenista madrileña, en cambio, las está pasando canutas junto a la valenciana Anabel Medina. Acaba de empatar el partido que les puede colocar en las semifinales de dobles. Pero Vivi asiente. Los guasones de la grada le hacen caso. Se quedan.

Acto seguido, está a punto de consumarse el desastre. Lindsay Davenport y Hubert se arremangan dispuestas a rematar el part...

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Veinte españoles, a lo sumo. Pista 2 del Green Tennis Center. "¿Nos vamos o nos quedamos y que a Nadal le den?", le pregunta a Virginia Ruano uno que se lo está pasando en grande junto a cinco amiguetes vestidos con la roja. La tenista madrileña, en cambio, las está pasando canutas junto a la valenciana Anabel Medina. Acaba de empatar el partido que les puede colocar en las semifinales de dobles. Pero Vivi asiente. Los guasones de la grada le hacen caso. Se quedan.

Acto seguido, está a punto de consumarse el desastre. Lindsay Davenport y Hubert se arremangan dispuestas a rematar el partido: 3-0 en el tercer set. Mientras tanto, Nadal ya va ganando por 1-0 en la pista central, un centenar de metros más allá. Los técnicos de la federación que arropan al doble femenino miran las pantallas de alguno de los ordenadores de una tribuna de prensa absolutamente desierta. Trasladan la noticia al presidente de la federación, Pedro Muñoz, y al del CSD, Jaime Lissavetzky, que también han optado por estar con las chicas y se sientan en otra punta del pequeño recinto. "¡Vamos, venga!", se les oye animar. El empuje surte efecto.

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Ruano, a base de palazos que arredran a Davenport, y Anabel, con una serie de chispazos geniales en la red, ponen el 5-4 en el marcador y 30-40. "Sacaba Davenport, que no perdona", cuenta Ruano. Las norteamericanas aprietan por primera vez los puños y chillan de verdad cuando remontan y se ponen 5-6 por delante. Les falta un pasito. Sirve Hubert. "Nos veíamos en la caja, como se suele decir", admite Ruano; "ha habido un momento en que se me ha pasado por la cabeza que aquello ya no lo levantábamos, pero no por el corazón". Y, sí, el partido da el último giro. Tres horas y siete minutos después, Anabel remata el 5-7, 7-6, 8-6 que las mete en las semifinales, en la lucha por las medallas. Nadal no estará sólo después del fiasco de casi todos los españoles. Y Vivi continuará soñando con desquitarse de la final de dobles que perdió en Atenas junto a Conchita Martínez. A sus 34 años, sueña con el oro.

Una hora después, su preocupación no es ésa, sino que los cuatro guasones que aguantaron como jabatos cuando peor lo estaban pasando ella y Anabel no tienen entradas para el partido de mañana contra las chinas Zi Yan-Jie Zheng. Eso hay que arreglarlo, le dice a Miguel Margets, seleccionador español, que poco antes acaba de atender a Anabel, que descarga el llanto por la adrenalina concentrada en un partido trepidante.

Virginia Ruano y Anabel Medina (de espaldas) celebran un punto.EFE

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