Tribuna:PEKÍN 2008 | Atletismo

¿Pistas rápidas?

En los últimos años cada vez que se acerca una competición de relieve en atletismo parece haberse instaurado la misma rutina de marketing respecto al suelo que cubre la pista, promovida por su fabricante. La primera fase consiste en anunciar las bondades de las nuevas superficies. Por ejemplo, de la del Estadio Nacional de Pekín se dice que adapta retículas hexagonales que mejoran la devolución de energía (en los tres ejes) permitiendo menores tiempos de apoyo, y que favorece un mejor impulso al conseguir un mayor área de contacto con el calzado.

Los Juegos de México 68, emblemát...

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En los últimos años cada vez que se acerca una competición de relieve en atletismo parece haberse instaurado la misma rutina de marketing respecto al suelo que cubre la pista, promovida por su fabricante. La primera fase consiste en anunciar las bondades de las nuevas superficies. Por ejemplo, de la del Estadio Nacional de Pekín se dice que adapta retículas hexagonales que mejoran la devolución de energía (en los tres ejes) permitiendo menores tiempos de apoyo, y que favorece un mejor impulso al conseguir un mayor área de contacto con el calzado.

Los Juegos de México 68, emblemáticos en tantos aspectos, lo fueron también en el abandono de la ceniza y el uso por primera vez de superficies sintéticas. Y en estos 40 años hasta los actuales se ha avanzado mucho en la mejora de los suelos deportivos. Dos objetivos han guiado la mayoría de los avances: la seguridad del deportista y disminuir el impacto sobre el sistema músculo-esquelético de los deportistas, y mejorar el rendimiento. La IAAF marca unos márgenes que deberán cumplir los suelos para ser homologados y hay una característica que es representativa de los avances que se han conseguido. Se trata de la reducción de fuerza, que es algo similar a la capacidad de amortiguar impactos, testada con los denominados atletas mecánicos.

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Esta capacidad deberá situarse entre el 35 y el 50% y, para hacerse una idea, un 0% correspondería a un suelo que no amortiguara nada y devolviera en forma de fuerza de reacción la misma fuerza que se aplica contra él. En los Juegos de Atlanta 96 se buscó en aras del espectáculo, equivocadamente, la mínima expresión que permite la IAAF (36%). En aquel entonces se asociaba pista dura a pista rápida, a sabiendas de que a las duras no se las quiere en las pruebas de fondo y que el objetivo de proteger el sistema osteo-muscular no se lograría. El fabricante italiano del suelo del Estadio Olímpico, que en Pekín suma sus novenos juegos consecutivos, anunció que la pista desarrollada situaba dicha característica en el 42,5%. Para buscar pistas rápidas por fin ya no se recurre a su dureza.

A pesar de la expectación que creó el suelo de la pista del Mundial de Osaka 07, finalmente no hubo récords. ¿Fue el suelo el culpable? El fabricante de la superficie que cubre el Nido de pájaro anunció una previsión de mejoras en los récords que permitiría el nuevo suelo. Pero ¿acaso no se dan avances en otros aspectos de la competición que propician también mejoras en las marcas? Por ejemplo, en los sistemas de entrenamiento. En cualquier caso será el atleta, con mínimas ayudas mecánicas del suelo y calzado, el último y principal responsable del éxito o fracaso en la rapidez, altura o distancia conseguidas.

Xavier Aguado Jódar es Biomecánico de la Universidad de Castilla-La Mancha (xavier.aguado@uclm.es)

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