Cosa de dos

Perros

Al inolvidable Jaume Perich le gustaban más los gatos que los perros. Y esgrimía un argumento de peso: a un gato nunca se le ha ocurrido hacerse policía. Las cosas, y sobre todo la policía, han cambiado mucho en unas décadas, pero el argumento se mantiene. En Abu Graib los carceleros estadounidenses no azuzaban gatos para aterrorizar a los presos. Yo tengo tres gatos y ningún perro, pero me declaro ecuménico: ambas especies me gustan por igual.

Mi primera devoción televisiva fue Rin tin tin. Quizá los jovencísimos lectores de este periódico no hayan tenido ocasión de ver la serie...

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Al inolvidable Jaume Perich le gustaban más los gatos que los perros. Y esgrimía un argumento de peso: a un gato nunca se le ha ocurrido hacerse policía. Las cosas, y sobre todo la policía, han cambiado mucho en unas décadas, pero el argumento se mantiene. En Abu Graib los carceleros estadounidenses no azuzaban gatos para aterrorizar a los presos. Yo tengo tres gatos y ningún perro, pero me declaro ecuménico: ambas especies me gustan por igual.

Mi primera devoción televisiva fue Rin tin tin. Quizá los jovencísimos lectores de este periódico no hayan tenido ocasión de ver la serie, ni las películas que la precedieron. El primer Rin tin tin (1918-1932) nació en Lorena durante la I Guerra Mundial y fue hallado en una perrera bombardeada por un soldado americano, Lee Duncan, que se hizo de oro con él. Rin tin tin era capaz de aprenderlo casi todo y se convirtió en una estrella famosa. Dicen que murió en brazos de la actriz Jean Harlow. No sé hasta qué punto podía importarle Jean Harlow a un perro, y, ahora que lo pienso, prefiero no especular. El caso es que Rin tin tin hizo popularísimo el pastor alemán en una época en que la raza era prácticamente desconocida y Alemania era asociada con episodios funestos.

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El gran rival de Rin tin tin fue la perra Lassie, una collie (siempre interpretada por un macho) que se especializó en situaciones lacrimógenas. A día de hoy, el carisma del pastor alemán en la pantalla parece haberse impuesto sobre la elegancia del collie. Ahí está el éxito de Rex, una oscura serie austriaca tan local que en las primeras temporadas los personajes (Rex excluido) hablaban en dialecto, y hubo que subtitularla para emitirla en Alemania. Rex lleva 11 años en antena y es celebérrima en países tan dispares como Australia o Italia. Antena 3 ha empezado a emitir una nueva remesa de episodios en la que el pastor alemán deja su Viena natal (supongo que ya se habían agotado todos los ángulos posibles para filmar la noria del Prater vienés) y se traslada a Roma. Voy a seguir con gran atención los nuevos capítulos. Espero que mantengan las distancias con la política de seguridad de Berlusconi. Como vea a Rex olfateando inmigrantes, rompo mis cromos de Rin tin tin y me paso al bando de los gatos.

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