Cosa de dos

Crónica S

700 euros, diario de una call girl (Antena 3) empezó con la protagonista abandonando el oficio. Y tras una misteriosa escena que puede hacer pensar en un asesinato, flash-back de seis meses y la reencontramos en su pueblo, donde empieza un rosario de desgracias que la llevarán a trabajar de puta.

Un enorme acolchamiento moral de la protagonista que no sólo abandona el pecado sino que cayó en él empujada por un siniestro cúmulo de sinsabores: el novio la engaña con su hermana, huye a la ciudad y no encuentra cobijo en casa de los parientes, le roban la cartera y el coche......

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700 euros, diario de una call girl (Antena 3) empezó con la protagonista abandonando el oficio. Y tras una misteriosa escena que puede hacer pensar en un asesinato, flash-back de seis meses y la reencontramos en su pueblo, donde empieza un rosario de desgracias que la llevarán a trabajar de puta.

Un enorme acolchamiento moral de la protagonista que no sólo abandona el pecado sino que cayó en él empujada por un siniestro cúmulo de sinsabores: el novio la engaña con su hermana, huye a la ciudad y no encuentra cobijo en casa de los parientes, le roban la cartera y el coche... Cuando parece que su vida regresa a la felicidad, nuevamente, la fatalidad la empuja al llamado oficio más viejo del mundo. El primer día de la serie, pues, fue dedicado a salvar la inocencia del personaje.

Y tras este despliegue de prudencia argumental, un reportaje en GPS, testigo directo sobre profesionales del placer. Pero no valía cualquier placer. No cabía, por ejemplo, el que puede fabricar un pastelero o dar una obra musical. Tenía que ser el placer erótico. Una larga ronda por este universo, pero con un catálogo de asuntos tan heterogéneo que resultaba confuso. El programa mezcló sin matices la ingeniería del sostén con el trabajo de un cámara de cine adulto. Viajó de un centro de maquillaje púbico al espectáculo caliente de unos titiriteros. De un joyero que diseña collares que son una alegoría del orgasmo femenino al tradicional reportaje sobre una stripper. Todo breve, para no tener que ir a mayores en ningún sentido, pero, eso sí, rondando casi todos los enunciados. Puestos a hacerlo caber todo hasta entró el trabajo de una masajista esteticista.

Y para redondearlo, periodismo osado: una redactora pone un anuncio como prostituta y el programa emite las grabaciones de los telefonazos de clientes. Era, recordando un añejo y muy español concepto, crónica S. Ni tan siquiera X.

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