Columna

De vuelta al negro

Bajando, subiendo. Pasando por esa curva que, una vez pasada la ciudad de la Tremebunda Cultura, aconseja los noventa por hora. Uf, y que prácticamente es imposible tomar sin derrapar a la buena de Dios. Será por mirar a Monte Gaiás sin pisar el freno. ¡Argh!

Subiendo, bajando. Pasando cuesta arriba por el mamotreto a medio hacer de ese trasto sin piedra y sin fregona. Los noventa por hora aconsejados: un espacio-tiempo ralentizado para contemplar esas grúas. Derrapando y contemplando esas formas onduladas. Puro rock and roll. De vuelta al negro. Back in black. ¿Cuantas veces toc...

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Bajando, subiendo. Pasando por esa curva que, una vez pasada la ciudad de la Tremebunda Cultura, aconseja los noventa por hora. Uf, y que prácticamente es imposible tomar sin derrapar a la buena de Dios. Será por mirar a Monte Gaiás sin pisar el freno. ¡Argh!

Subiendo, bajando. Pasando cuesta arriba por el mamotreto a medio hacer de ese trasto sin piedra y sin fregona. Los noventa por hora aconsejados: un espacio-tiempo ralentizado para contemplar esas grúas. Derrapando y contemplando esas formas onduladas. Puro rock and roll. De vuelta al negro. Back in black. ¿Cuantas veces toca escuchar a AC/DC de Monte Alto al Calvario? Del Mi al Re y luego al La. Repitiendo Back in black todas las veces que haga falta.

Ni Ánxela B. ni Emilio T. parecen sacar adelante lo que Pérez Varela y su Jefe dejaron a medio hacer

Seremos crueles por una vez. De vuelta al negro. Ni Ánxela B. ni Emilio T. parecen poder sacar adelante lo que Pérez Varela y su Jefe dejaron a medio hacer. Piedra más, piedra menos, empresario más, empresario menos... ¿Alguien tiene algo suelto para invertir a fondo perdido?

Back in black. Corriente continua, corriente alterna. Galicia bebe sistemáticamente para olvidar a los mamantes -¡perdón!-, los amantes de sus desgraciados devenires.

Calambrazo va, calambrazo viene. Y de vuelta al negro. Back in black. De vuelta al árbol negro del incendio de hace dos años. Y repetimos el Mi-Re-La en el loro del coche hasta la náusea.

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Ya decía Virgilio (no el pintor sino el poeta) que, de vuelta al negro, no quedaba más remedio que caer de hinojos y exclamar: "Habla, y ante tu altar caerán mis víctimas". Ellos hablan pero no tienen altares para que dejemos cadáveres ante ellos. Nadie va a dejar camadas de gatos ante sus puertas. Nadie va a dejar la espada de Eneas ante la consellería. Perplejos los ciudadanos son como un huracán: hay calma en su ojo.

"¡Un bourbon, un escocés y una cerveza!", pide John Lee Hooker en la barra del bar. De vuelta al negro. De vuelta al presupuesto y los números rojos. De vuelta a las campanas del infierno. ¡Hell's Bells! ¡Ding-dong! Back in black. Y a ver si pillamos unas losas de alguna cantera. ¡Cantando, que es gerundio!

Mi-Re-La. AC/DC. Todo el ruido posible. Ríos de aguardiente de hierbas. Decibelios á feira. Distorsión á grelha.

Bien. Que lo derriben. Que dejen a Galicia libre de todo ese entramado impracticable. Que dejen de engañarse a sí mismos. Que piensen. Seriamente. En los contenidos. ¿Los tienen? Si es así que nos los cuenten. Estamos deseando saber con qué nos van a entretener durante lo que queda de milenio.

De vuelta al negro. El ruido de la Gretsch distorsionada de Malcolm Young. Esa distorsión, ¿tirará abajo Monte Gaiás?

Una vez devueltos al negro, ¿qué podemos hacer? El bar está abierto pero nadie sabe aún cuánto cuesta un café ciudadano cultural. Quizá puedan presentarse ante el mundo y contar que hay empresarios que piensan dejarse la piel para financiar lo infinanciable. Tampoco dicen qué empresarios son. Tampoco traerán a Rory Gallagher a tocar porque Rory Gallagher ya no está en este planeta. Y no hay quien organice esa hemeroteca. Ni el comercio. Ni el bebercio. Ni nada que se le parezca. Ni el ruido de la corriente alterna y/o continua. Ya lo decía Batman: "Podrán ser bebedores, Robin, pero también son seres humanos y difícil tienen salir de una como esta".

Hay una clase de topos (ciegos como todos) que tienen un montón de ¿seudópodos? en los morros y con ellos detectan lo vivo, lo muerto, lo que se mueve y lo que no. Ni los jueces saben hacer semejante cosa. Dejar la pistola encima de la mesa es bueno para descerrajarle un tiro a la mosca que se pasea por la pantalla del ordenador.

De vuelta al negro. Un gato negro es capaz de matar a cualquier mosca. Que es negra. Galicia es capaz, mientras ennegrece con petróleo y cenizas, de mirar hacia el oeste mientras Occidente agoniza. Agonizar mientras contemplas como se monta tu ataúd de Ikea es raro. Vivir mientras alguien despilfarra la cultura de tu país es aún más raro. Que baje Dios y que lo vea. Que vuelva a subir. Volvamos al negro. Que AC/DC toquen en Galicia y que derrumben las nuevas concatedrales. Subiendo el volumen. Bajando el presupuesto. Back in black.

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