Crítica:POP

La novia ideal

Sorpresa. En las distancias cortas (y la coquetona Joy Eslava permite esta cercanía), Duffy conforma una simbiosis perfecta entre Amaia Montero, ex la oreja de van gogh, y Patricia Conde, ex de Dani el canto del loco Martín. Cuidado: hablamos de asuntos físicos. Afortunadamente para los que abarrotaban la sala, el volcán que surge de la garganta de esta jovenzuela (24 años) galesa no está al alcance de nuestras rubias patrias. Buen ambiente anoche alrededor de la chavala: el nuevo soul está de moda, es sábado, apetece tomarse unas copitas y el tema estrella de la protagoni...

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Sorpresa. En las distancias cortas (y la coquetona Joy Eslava permite esta cercanía), Duffy conforma una simbiosis perfecta entre Amaia Montero, ex la oreja de van gogh, y Patricia Conde, ex de Dani el canto del loco Martín. Cuidado: hablamos de asuntos físicos. Afortunadamente para los que abarrotaban la sala, el volcán que surge de la garganta de esta jovenzuela (24 años) galesa no está al alcance de nuestras rubias patrias. Buen ambiente anoche alrededor de la chavala: el nuevo soul está de moda, es sábado, apetece tomarse unas copitas y el tema estrella de la protagonista, Mercy, se sitúa en el número dos de la lista de politonos y descargas en España. ¿Meritorio? Depende: el número uno lo ocupa El Arrebato con Dame cariño.

DUFFY

Sala Joy Eslava. Madrid. 25 euros.

Sábado 12 de julio. Entradas agotadas (1.200 personas).

En esto salió al escenario Duffy. Y arrancó valiente: casi a capela (sólo acompañada por una guitarra), interpretó Syrup and honey, de su único disco, Rockferry, el más vendido en el Reino Unido en 2008 y que en España alcanza la muy respetable cifra de 50.000 unidades despachadas. A la primera, todos nos damos cuenta de la portentosa voz de la muchacha. Ya con el grupo al completo (hasta cinco músicos), Duffy acompaña su soul ligero con bailecitos sutiles, cogiendo el cable del micrófono y haciendo el ventilador, sonriendo. Tiene un toque sexy, pero todo es muy blanco, agradable, controlado, para que guste a los acomodados treintañeros y cuarentones que pueblan la Joy. Presenta los temas con ingenuidad: "Esta canción trata de un chico del que estaba enamorada, pero él me quería mal". Y depende mucho de lo redonda que sea la pieza. En su disco hay varias. Cuando la cosa decae, algunos aprovechan para fardar con el compañero de iPhone.

Seguramente, Duffy carece de unos musculosos coros bien negros, de malicia, de garra y de duende. Pero es que entonces sería Amy Winehouse y estaría arrestada en su casa.

Sala Joy Eslava. Madrid. 25 euros. Sábado 12 de julio. Entradas agotadas (1.200 personas).

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