Análisis:EL ACENTO

El 'sanador' del Valencia

El Valencia Club de Fútbol se ha convertido desde el martes en el misterio Villalonga. El ex presidente de Telefónica, quizá también ex amigo de José María Aznar, es el nuevo amo del club valenciano, después de que Juan Soler, constructor seguramente dañado por la crisis del ladrillo y accionista mayoritario, le haya cedido los derechos políticos de sus acciones. Puesto que este terremoto en la gestión, puede ser que también en la propiedad, afecta a cientos de miles de personas, deberían publicarse inmediatamente cuáles son los términos del acuerdo o contrato entre los dos ...

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El Valencia Club de Fútbol se ha convertido desde el martes en el misterio Villalonga. El ex presidente de Telefónica, quizá también ex amigo de José María Aznar, es el nuevo amo del club valenciano, después de que Juan Soler, constructor seguramente dañado por la crisis del ladrillo y accionista mayoritario, le haya cedido los derechos políticos de sus acciones. Puesto que este terremoto en la gestión, puede ser que también en la propiedad, afecta a cientos de miles de personas, deberían publicarse inmediatamente cuáles son los términos del acuerdo o contrato entre los dos juanes, Soler y Villalonga. Los equipos de fútbol sobreviven gracias a decisiones económicas funambulescas -recuérdese la recalificación de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, un modelo para el Valencia del constructor Soler- que nunca acaban de explicarse a pesar de sus dañosos defectos secundarios.

Villalonga será el consejero delegado -o algo similar- del Valencia durante los próximos cinco años a cambio de un sueldo fijo y comisiones. Se entiende que percibirá una comisión si, por ejemplo, consigue inversores que compren los solares de Mestalla; también será gratificado si reduce la deuda del club, que asciende a 300 millones de euros, más otros tantos que cuesta el nuevo campo. Está claro que las tareas oficiales, por decirlo así, del financiero ex presidente de Telefónica son reducir el endeudamiento y organizar ingresos permanentes. Es el sanador, por no decir santero, del club.

Pero el misterio no está en lo que tiene que hacer Villalonga, sino en para qué. Una hipótesis: Soler trae a un sanador para que las cuentas luzcan y el club pueda venderse. Otra hipótesis: Villalonga puede ser ese comprador futuro, una vez certifique desde dentro que la sociedad vale lo que cuesta. Tercera hipótesis: el nuevo amo del club, con poderes totales sobre el equipo, sólo piensa en obtener pingües ganancias con su sueldo más comisiones y, si acaso, algún negocio conexo con el club. Pero con el inmobiliario en recesión, ¿cuáles pueden ser esos negocios? ¿Verá Villalonga más allá de la crisis del ladrillo?

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