Crónica:LA CRÓNICA

Las razones de Silvia Alcoba

Ni esta es la página 2 del cuadernillo de Cataluña, ni el que escribe -hélas!- es Josep Ramoneda. Pero la imagen que acompaña a esta crónica sí ilustraba un artículo suyo publicado el 4 de diciembre pasado. Un artículo, titulado El envoltorio y las cajas, que desmenuzaba las motivaciones de la manifestación contra el caos de Cercanías de un par de días antes, a la que asistieron 125.000 peronas.

La imagen es uno de los grabados que Silvia Alcoba expone hasta el 18 de julio en la galería mx.espai (Llibreteria, 7, principal, consúltense los horarios en www.mxespai.com) y que...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Ni esta es la página 2 del cuadernillo de Cataluña, ni el que escribe -hélas!- es Josep Ramoneda. Pero la imagen que acompaña a esta crónica sí ilustraba un artículo suyo publicado el 4 de diciembre pasado. Un artículo, titulado El envoltorio y las cajas, que desmenuzaba las motivaciones de la manifestación contra el caos de Cercanías de un par de días antes, a la que asistieron 125.000 peronas.

La imagen es uno de los grabados que Silvia Alcoba expone hasta el 18 de julio en la galería mx.espai (Llibreteria, 7, principal, consúltense los horarios en www.mxespai.com) y que configuran un repaso a su larga trayectoria -25 años- como ilustradora en diversos medios impresos. El juego propuesto a Silvia y que ella acepta es el inverso del que rige en su trabajo: que la imagen, una de su elección entre las muchas expuestas, vaya por delante y que el texto la glose. No duda en escoger la imagen que acompañaba al artículo de Ramoneda.

Dos tipos invertidos, como si entre ellos mediara un espejo. Dos tipos idénticos, pero en los antípodas. Dos tipos dando zancadas decididas, pero en direcciones opuestas. Dos tipos comunes de cintura para abajo, pero como ensacados en la parte superior: brazos prisioneros, rostros ocultos. Nelly Schnaith, en una nota a la exposición, habla de la inclinación de Silvia por el hombre sin atributos. Sólo que estos de la imagen sí están marcados por un atributo fuerte: nada menos que su huella dactilar, la prueba policial por excelencia. Sin embargo, estas supuestas señas identitarias, lejos de individualizar, ocultan a los caminantes, los convierten en anónimos. Delicioso oxímoron.

Mujer filósofa, Silvia añade en la base un palíndromo, una de esas frases que se leen igual de izquierda a derecha que al revés: "Somos o no somos". Pero no separa las palabras: se limita a colorear en rojo la letra inicial de cada una de ellas. Así encadenadas, las palabras, más allá del dilema identitario, remiten a nuevos significados, ocultos tras el clasicismo de la tipografía Times: entre dos "somos" queda un "son", formulación gráfica de cierto nacionalismo excluyente.

"Normalmente dispongo de muy poco tiempo entre la recepción del artículo y la entrega de la ilustración. No necesariamente estoy de acuerdo con el contenido del texto. Yo digo la mía, a veces con cierta ambigüedad, otras utilizando la ironía para distanciarme". Y vaya si dice la suya la periodista. Cuando se rompió la tregua de ETA dibujó una paloma en negativo con un laberinto ocupando su cuerpo que a la vez remitía a una mirilla de fusil apuntada. Ilustrando a saber qué tema de seguridad creó en otra ocasión un paraguas invertido, inútil y amenazante a la vez: "Es la seguridad que nos venden". Y todavía en otro grabado puede verse a unos hombrecillos solitarios caminando por una cinta de Moebius: el camino infinito y absurdo que siempre regresa al mismo punto.

La exposición se titula El sueño de la razón, como la célebre serie de grabados de Goya. "Es finalmente una desmitificación de la razón. O mejor, de cómo hemos pasado de las razones del mito al mito de la razón". Nadie dijo que fuera fácil entender a Silvia Alcoba. Pero sus ilustraciones nunca dejan de estimular la inteligencia del lector. Lo cual no sabe ella cuánto se agradece.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

P.S. De vuelta de la exposición, Rambla arriba, la coctelería Boada estaba cerrada y en la puerta se leía el siguiente aviso: "Tancat per avaria". Tranquilos: los bloody mary o los dry martini no están averiados, los siguen sirviendo igual de buenos muy cerca, en el Caribbean Club (calle de les Sitges, 5). Ocurre que en el local de Tallers están poniendo nuevo aire acondicionado. En un par de semanas debería estar listo.

Archivado En