Reportaje:EUROCOPA 2008 | Rumania-Francia

Una Francia vitalicia, pero sin Zidane

Domènech apadrina a una generación eterna mientras Ribèry y Benzema piden paso

Los 14 años que separaron el éxito europeo de la Francia de Platini (1984) del trono mundial de la Francia de Zidane (1998) despiertan numerosos recelos entre la hinchada gala, desprovista de un referente de tanta graduación, por mucho que su seleccionador, el irascible y malencarado Raymond Domènech, mantenga a la vieja guardia del gran Zizou. Los franceses sostienen un mecano defensivo con grandes costurones y les falta un ilustrado capaz de armonizar tanta metalurgia. Domènech sostiene una armadura con Coupet (35 años), Sagnol (31) Thuram (36), Gallas (30), Makelele (35) y Vieira (cu...

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Los 14 años que separaron el éxito europeo de la Francia de Platini (1984) del trono mundial de la Francia de Zidane (1998) despiertan numerosos recelos entre la hinchada gala, desprovista de un referente de tanta graduación, por mucho que su seleccionador, el irascible y malencarado Raymond Domènech, mantenga a la vieja guardia del gran Zizou. Los franceses sostienen un mecano defensivo con grandes costurones y les falta un ilustrado capaz de armonizar tanta metalurgia. Domènech sostiene una armadura con Coupet (35 años), Sagnol (31) Thuram (36), Gallas (30), Makelele (35) y Vieira (cumple 32 el día 23). Es tal su confianza en los pretorianos que incluso ha decidido esperar hasta hoy para suplir o no a este último, lesionado.

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El técnico ha hecho desplazarse a la sala de espera de la concentración a Flamini, el estupendo jugador que acaba de fichar el Milan. No hay quien corrija a Domènech, convencido como está de que en un torneo de trecho corto, la experiencia prima sobre el físico. En esta Francia el pasado cuenta más que el presente, de ahí que se prorroguen futbolistas como Thuram y Henry, pese a su deficiente temporada en el Barcelona. En este equipo se respetan las jerarquías, hasta el punto de que el seleccionador aún es capaz de agitar un debate en torno a Anelka, ese chico que ha hecho saltar la banca tantas veces que la suma de sus traspasos alcanza los 108 millones de euros. Nadie en la historia del fútbol ha merecido cifra semejante. Un dato elocuente sobre la deprimente y perezosa carrera de Anelka: jamás ha jugado un partido mundialista, ni siquiera en las fases de clasificación, al menos según la estadística oficial de la UEFA.

Por ahora, tan sólo dos jóvenes de origen inmigrante marcan el futuro del subcampeón del mundo: Karim Benzema, el impactante delantero del Olympique de Lyon, y Samir Nasri, el virtuoso centrocampista del Olympique de Marsella, dos chicos cuyo semillero recuerda al que en su día alumbró a Zidane. Benzema, que a sus 20 años es el futbolista más cotizado de la actualidad tras Cristiano Ronaldo, es la gran atracción juvenil de la Eurocopa, cuyo escenario debe matricularle entre la élite si Domènech, un producto de la academia de Clairefontaine, se atreve a hacerle un guiño. Junto a ellos, el destino de Francia también pasa por Frank Ribèry, el hombre del rostro cicatrizado por un accidente de tráfico cuando tenía dos años que alcanzó la madurez en el Mundial de 2006, donde dejó una huella interesante que ha perdurado tras su buena temporada con el Bayern Múnich.

En un grupo tan heráldico, Rumania, el adversario francés de hoy, puede arbitrar el destino del campeonato. El propio y el de sus ilustres selecciones rivales. Una selección que fue la primera en clasificarse para la Eurocopa, pese a tener como rival precisamente a Holanda, con quien ahora repetirá duelo. Con Victor Piturca -militante del Steaua de Bucarest en la pesadilla azulgrana europea de 1986- al frente, los rumanos han enhebrado un equipo interesante que gravita sobre Chivu, el central del Inter de Milán, y Mutu, el goleador del Fiorentina. Para Piturca es su segunda oportunidad. Ya fue seleccionador de 1998 a 1999, pero su enfrentamiento con Hagi y Popescu, senadores vitalicios del fútbol rumano, le dejó en la cuneta. De nada le sirvió haber clasificado a su equipo para la fase final de la Eurocopa 2000. Fue despedido y no pudo dirigir al equipo en territorio belga y holandés, hasta que en diciembre de 2004 fue repescado por su federación. Dos vías diferentes de gestionar selecciones: Domènech apadrina a una generación eterna; Piturca fue liquidado.

Abidal, en primer plano, y Benzema, se entrenan ayer.AP

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