Montilla convoca al PSC a convertirse en la "viga maestra" de Cataluña

La ausencia de Maragall pone la nota ácida al 30º aniversario del partido

Los socialistas eran en Cataluña a principios de la década de 1970 unos cuantos grupos dispersos. En 1978 se unieron para crear un solo partido. Hoy dirigen el Gobierno catalán, los principales ayuntamientos y tienen dos ministros en el Gobierno de España. Y ayer, su primer secretario, José Montilla, que es también presidente de la Generalitat, les convocó a convertirse en "la viga maestra de Cataluña".

Montilla lanzó este reto en la conmemoración del 30º aniversario de la fusión de los diversos partidos que alumbraron el actual PSC. Unas 1.500 personas asistieron al acto, que se celebr...

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Los socialistas eran en Cataluña a principios de la década de 1970 unos cuantos grupos dispersos. En 1978 se unieron para crear un solo partido. Hoy dirigen el Gobierno catalán, los principales ayuntamientos y tienen dos ministros en el Gobierno de España. Y ayer, su primer secretario, José Montilla, que es también presidente de la Generalitat, les convocó a convertirse en "la viga maestra de Cataluña".

Montilla lanzó este reto en la conmemoración del 30º aniversario de la fusión de los diversos partidos que alumbraron el actual PSC. Unas 1.500 personas asistieron al acto, que se celebró en una sala del Palau Sant Jordi, en Montjuïc. Los invitados eran los 1.300 afiliados al partido que lo eran ya el 16 de julio de 1978, cuando se celebró el congreso de unificación, más sus acompañantes.

Además de Montilla intervinieron Josep Maria Triginer, que fue el secretario general de la federación catalana del PSOE; Joan Coma, que había militado en el PSC-Reagrupament, y Narcís Serra, uno de los miembros del PSC-Congrés. Triginer explicó cómo él y Joan Reventós, que luego sería el primer secretario del nuevo partido, decidieron en marzo de 1977, antes de las primeras elecciones democráticas, que si acudían divididos a ellas nunca habría unidad del socialismo en Cataluña. Y, a 30 años vista, resumió así el resultado de aquella decisión: "Los socialistas hemos demostrado más capacidad de unir que nadie. Y hoy somos los que tenemos más posibilidades de dirigir el país".

Narcís Serra señaló luego que la buena relación personal entre unas 20 personas "fue crucial" para hacer posible la unidad de tres colectivos muy diferentes. Y aseguró que "sin la lealtad personal de Joan Reventós y Josep Maria Triginer, el nuevo partido no se habría consolidado". Entre los asistentes se contaban, en primera fila, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, entre otros. Montilla citó uno por uno a los miembros del PSC que han sido ministros del Gobierno de España, y tuvo un recuerdo especial para Ernest Lluch, asesinado por ETA, cuya mención provocó un aplauso. También hubo aplauso cuando citó al gran ausente del acto, Pasqual Maragall, que fue quien llevó al PSC al gobierno de Cataluña. Esta ausencia fue la nota ácida del encuentro.

Críticas al trato dado a Maragall

La burocracia es la burocracia. El PSC tiene una lista con los nombres de los afiliados a día de hoy que lo eran también hace 30 años y en esa lista no figura Pasqual Maragall, ex presidente del partido y de la Generalitat. En consecuencia, no se le invitó a la celebración del aniversario.

La lista es la que es, argumentó ayer el secretario de organización del PSC, José Zaragoza, antes de asegurar que la cena no la convocó el partido, sino unos cuantos militantes de base "que quieren charlar y recordar tiempos pasados".

La ausencia del ex dirigente socialista que en 2003 logró llevar al PSC al Gobierno de la Generalitat, que era el objetivo histórico del partido, fue lamentada el jueves por el consejero de Economía, Antoni Castells. Meses atrás, Narcís Serra fue el primero en criticar la forma en que el PSC ha tratado a Maragall. Y ayer, el actual consejero de Educación del Gobierno catalán, Ernest Maragall, hermano del ex presidente, se sumó a la crítica. Ernest Maragall no se mordió la lengua. "Me parece difícilmente aceptable esta decisión [la de no invitar al ex presidente], que no se corresponde con el significado de la celebración ni mucho menos con el reconocimiento personal que se merecen los que aportaron valores evidentes antes de la creación del partido, durante su construcción y después".

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