Crónica:Información privilegiada

A Botín se le resiste la venta de Cepsa

El Santander vuelve a la carga para desprenderse de su paquete en la petrolera

A un mes de que celebre su junta de accionistas, la Compañía Española de Petróleo (CEPSA) ha entrado en el carrusel de las especulaciones. La segunda empresa del sector en España, controlada por el grupo francés Total, tiene dos frentes abiertos. Por un lado, el relevo en la presidencia de Carlos Pérez de Bricio, y, por otro, la venta de la participación que posee el Banco Santander, tarea en la que Emilio Botín lleva empeñado desde hace casi tres años y que ha vuelto a reverdecer en estas fechas en las que todo se mueve en el sector energético.

En el primero de los casos,...

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A un mes de que celebre su junta de accionistas, la Compañía Española de Petróleo (CEPSA) ha entrado en el carrusel de las especulaciones. La segunda empresa del sector en España, controlada por el grupo francés Total, tiene dos frentes abiertos. Por un lado, el relevo en la presidencia de Carlos Pérez de Bricio, y, por otro, la venta de la participación que posee el Banco Santander, tarea en la que Emilio Botín lleva empeñado desde hace casi tres años y que ha vuelto a reverdecer en estas fechas en las que todo se mueve en el sector energético.

En el primero de los casos, se da por segura la salida del que fuera ministro de Industria en el Gobierno de Arias Navarro, que el pasado mes de diciembre cumplió 80 años. Pérez de Bricio, que sustituyó al fallecido Luis Magaña en 1995, ha considerado que ha llegado el momento de dejar la presidencia, aunque en su entorno se considera que tiene cuerda para rato. En la compañía no existe límite de edad para ocupar la presidencia, pero también Alfonso Escámez, que la compartió con la del Banco Central, la abandonó al cumplir los 80 años.

Para suplir al veterano ejecutivo, una de las fuerzas motoras de la patronal CEOE en los primeros años siendo él presidente de Confemetal, se ha abierto el melón, aunque con la salvedad que no tendría funciones ejecutivas. Las asumiría todas el consejero delegado, Dominique de Riberolles, representante de Total y asentado en Madrid desde hace años.

En cualquier caso, el nombramiento debe ser un tema de consenso entre los accionistas, que parecen de acuerdo en que debe ser un español. Para ocupar el cargo han aparecido varios nombres, empezando por Rodrigo Rato, que está en todas las quinielas desde que volvió del FMI. En este caso, se le consideró tras fichar como asesor de Botín. También el de José Luis Leal, consejero por parte de Total y con un perfil muy de consenso, bien relacionado con los franceses (posee la legión de honor), ex ministro de Economía y ex presidente de la patronal bancaria AEB.

El capital de CEPSA se reparte entre Total (48,8%), Santander (31,64%), IPIC, sociedad del emirato de Abu Dabi (9,5%) y Unión Fenosa (5%). Lo poco que queda flota en el mercado. Las relaciones entre los dos principales accionistas se mantienen ahora cordiales, pese al agrio enfrentamiento que tuvieron durante tres años, después de que el banco lanzara una OPA sobre la petrolera. Total consideró que rompía un pacto entre las partes y llevó el asunto al Tribunal de Arbitraje de La Haya, que en 2006 dio la razón al banco, que no obstante tuvo que vender un 4,5% a la firma francesa.

Los reajustes finales a que obligó el laudo dejaron la participación como en la actualidad, con Total en esa posición cercana a la mayoría y el Santander con el cartel de en venta desde el principio. El asunto lo han llevado siempre directamente Emilio Botín y el consejero delegado, Alfredo Sáenz -también es vicepresidente de CEPSA-; pero, tras más de dos años de intentonas, no han logrado que fructifique ninguna.La posición de dominio de Total, por un lado, y el bajo free float, con una cotización además que ronda los 70 euros de media, por otro, explican las dificultades para colocar la participación. A ese precio, el banco obtendría unos ingresos cercanos a los 6.000 millones, con unas plusvalías que posiblemente superarían los 5.000.

Una cantidad muy atractiva, pero todo apunta a que el banco maneja un precio más bajo. También influyen las cuentas de la petrolera con unos beneficios muy tristes en el primer trimestre (119 millones de euros, 42% menos). Con el petróleo por las nubes, el dato sorprende, pero Cepsa refina y vende derivados, por lo que si el petróleo crece más que los productos, los beneficios se reducen. Perjudica, asimismo, que maneje dólares y no euros.

En los intentos de venta, Total no ha estado nunca dispuesto a comprar, a no ser que el banco pusiera un precio de saldo. Caso, evidentemente, descartado. En esas circunstancias, el banco se dirigió a IPIC, pero el precio que ofreció este grupo (36 euros por acción) no convenció a la entidad. Después ha acudido a terceros, básicamente sociedades estatales de países productores que no tengan intereses en participar en la gestión y aporten materia prima, como Sonatrach (Argelia), Aramco (Arabia Saudí), Petrogas (Brasil)..., pero nada ha prosperado.

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