Crítica:POP

Iñaki se casa

El próximo fin de semana, Iñaki Fernández, el descerebrado cantante de Glutamato Ye-Yé, se casa. Y no está preparado para, a sus 46 años, sentar la cabeza. El diagnóstico se basa en lo visto la noche del viernes en la sala Joy Eslava. Fijémonos en la escena final del concierto. Hasta 15 músicos (los cuatro del grupo e invitados: Happy Losers, Josele Santiago, Juanita y Los Feos...), ya sin sus instrumentos, bailando la conga mientras Iñaki era paseado en hombros (estuvo a punto de desplomarse en tres o cuatro ocasiones) ante el despiporre general. Regresaba el grupo más procaz e irreverente de...

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El próximo fin de semana, Iñaki Fernández, el descerebrado cantante de Glutamato Ye-Yé, se casa. Y no está preparado para, a sus 46 años, sentar la cabeza. El diagnóstico se basa en lo visto la noche del viernes en la sala Joy Eslava. Fijémonos en la escena final del concierto. Hasta 15 músicos (los cuatro del grupo e invitados: Happy Losers, Josele Santiago, Juanita y Los Feos...), ya sin sus instrumentos, bailando la conga mientras Iñaki era paseado en hombros (estuvo a punto de desplomarse en tres o cuatro ocasiones) ante el despiporre general. Regresaba el grupo más procaz e irreverente de la movida y allí se citaron ilustres de la época: gente de Los Enemigos, Golpes Bajos, Sindicato Malone, la dj de Rockola. Aunque durante los últimos tiempos los Glutamato han aparecido en alguna fiesta, éste era su primer concierto en condiciones en 20 años.

Glutamato Ye-Yé

Iñaki Fernández (voz), Patacho (guitarra), Fino Oyonarte (bajo) y Charly Hens (batería). Joy Eslava, 23 euros. Madrid. Viernes 23 de mayo. Más de media entrada (700 personas).

Fue arrancar la noche y todos los ojos se citaron en el mismo punto. ¿Llevará Iñaki su mítico bigotillo hitleriano? Resultado: nada debajo de su nariz. ¿Se habrá colocado la pata de pollo como corbata? También negativo. El cantante parecía un duplicado del ketamero Antonio Carmona: melenita negra con raya en el medio, piel tostada y unas gafas de sol que salieron disparadas al primer espasmo de su cuerpo. Comenzaron un poco rígidos, pero al poco ya habían mandado a paseo la tensión. Con la guitarra de Patacho marcando el paso, repasaron su irresistible repertorio, lleno de geniales surrealismos como Corazón loco, Narcosis o Todos los negritos tienen hambre (y frío). Iñaki mostró su trasero, se bajó a saltar con los punkis de las primeras filas, hizo comentarios gamberros, cantó como en sus mejores tiempos y acabó pidiendo una botella de oxígeno. Se desconoce si su futura mujer se lo estará pensando.

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