FESTIVAL TRAPEZI

Pasado por agua

Con menos compañías que el año pasado, casi 50, y muchas menos funciones por culpa de la lluvia, que marcó las jornadas del viernes y del sábado, la 12ª Fira del Circ de Catalunya Trapezi se clausuró el domingo sin espectáculos sobresalientes. Será que la imaginación tiene sus límites o que éstos ya han sido superados por la programación de los directores artísticos del festival, Bet Miralta y Jordi Aspa -ganadores del último Premio Nacional de Circo de la Generalitat-, en ediciones anteriores.

Sin embargo, bajo las dos carpas más grandes, instaladas en el parque de Sant Jordi como vien...

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Con menos compañías que el año pasado, casi 50, y muchas menos funciones por culpa de la lluvia, que marcó las jornadas del viernes y del sábado, la 12ª Fira del Circ de Catalunya Trapezi se clausuró el domingo sin espectáculos sobresalientes. Será que la imaginación tiene sus límites o que éstos ya han sido superados por la programación de los directores artísticos del festival, Bet Miralta y Jordi Aspa -ganadores del último Premio Nacional de Circo de la Generalitat-, en ediciones anteriores.

Sin embargo, bajo las dos carpas más grandes, instaladas en el parque de Sant Jordi como viene siendo habitual, pudieron verse un par de espectáculos de compañías francesas que, sin llegar a ser excepcionales, tampoco defraudaron a los muchos espectadores que Trapezi reúne año tras año.

Mobile, de la compañía Chabatz d'Entrar, ha sido uno de los más originales en su planteamiento. Sus tres intérpretes desarrollan las posibilidades escénicas de una serie de listones de madera de distintas longitudes con los que montan y desmontan estructuras sobre las que se suben, caminan y saltan: un juego de equilibrios y de construcción, aderezado por los malabares con unos vasos de latón que maneja virtuosamente uno de ellos, y un espectáculo que cuenta con el humor y el carisma de sus tres personajes.

Tok, de Le P'tit Cirk, juega con el espacio en el que se desarrolla, una pista de circo tradicional pasada por cierto romanticismo estético. Un bandeonista desde su quiosco musical, un contrabajista que se escurre como si no tuviera esqueleto y un botones trapecista acompañan a la protagonista femenina del espectáculo, una cantante de potente voz y no menos potente envergadura.

El Teatre Bartrina agotó sus entradas para la función del sábado de Halfaouïne, de la compañía Le Cirque de Tunis, un espectáculo de gran formato que toma su título del barrio tunecino en el que se encuentra la escuela de circo. Una decena de intérpretes, entre hombres y mujeres, todos en traje de chaqueta, demostraron su excelente forma física y su destreza en varias disciplinas circenses.

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