Crítica:ROCK

El 'heavy' es lo que tiene...

Es lo que tiene el heavy, que vas a un concierto y empiezan a ocurrir cosas sorprendentes. La primera, en la misma puerta. Rosa Díez (¡toma ya!), 55 años y diputada del partido UPyD, se pasea nerviosa con una amiga. "Me encantan Scorpions.

No les he visto nunca y tengo muchas ganas, sobre todo me gustan las baladas, como Wind of change, que escribieron cuando cayó el muro de Berlín". Parece enterada la diputada. Ella y su acompañante esperan a otras tres amigas y han abonado, como el primer heavy, los 35 euros de la entrada. Viste informal. "Vengo de la comparecenci...

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Es lo que tiene el heavy, que vas a un concierto y empiezan a ocurrir cosas sorprendentes. La primera, en la misma puerta. Rosa Díez (¡toma ya!), 55 años y diputada del partido UPyD, se pasea nerviosa con una amiga. "Me encantan Scorpions.

Scorpions

Klaus Meine (voz), Rudolf Schenker y Matthias Jabs (guitarras), James Kottak (batería) y Pawel Meciwoda (bajo).

La Cubierta de Leganés. Precio: 35 euros. Madrid, 7 de mayo. Algo más de media entrada (6.000 personas).

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No les he visto nunca y tengo muchas ganas, sobre todo me gustan las baladas, como Wind of change, que escribieron cuando cayó el muro de Berlín". Parece enterada la diputada. Ella y su acompañante esperan a otras tres amigas y han abonado, como el primer heavy, los 35 euros de la entrada. Viste informal. "Vengo de la comparecencia de la vicepresidenta. He ido a casa, me he cambiado, y aquí estoy". Los escoltas aguardan unos metros más allá. Más cosas sorprendentes. Que arranca el concierto y sí efectivamente, allí están los Scorpions, todavía existen después de 40 años y les esperan 6.000 rockeros (y Rosa Díez) que han pasado del Madrid-Barça.

Primeras conclusiones: que el sonido es perruno, pero tiende a mejorar con el transcurso de las canciones; que el sesentón Klaus Meine conserva ese imponente timbre de voz que te provoca, que media hora después del concierto, aún persista el zumbido en alguna parte entre el tímpano y el cerebro ("Still loving you, youu") de los asistentes; que el punteo de guitarra (que ya no practica nadie) irrumpe desde la primera canción; que la gente corea con disciplina. El grupo se muestra en forma y ofrece lo que el público espera, un generoso reparto entre baladas y caña, como Bad boys running wild, Holliday o Rock you like a hurricane; que el mini de cerveza en vaso de plástico triunfa en la barra y que Scorpions han sobrevivido a otro concierto con el público entusiasmado. Ah, otra cosa más. Antonio Virtud, un simpático abuelo de 78 años de Leganés, vio el concierto gratis: "Me ha dejado entrar el de seguridad. No me pierdo ni uno. El otro día estuve en uno árabe y ahora aquí". Y se marcha. El heavy es lo que tiene...

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