ÁFRICA SUBSAHARIANA

Uno de los colectivos más veteranos en el País Vasco

Un 46,7% de entre ellos afirma estar en el paro

"¿Cómo me llamo? Es complicado pronunciarlo, mejor llámame Alex". Es senegalés, tiene 22 años y habla un castellano sorprendente para alguien que apenas lleva aquí 2 años. Se gana la vida vendiendo cds en la calle. "Aquí no le ponemos la cuerdecita esa que usan en Madrid los vendedores para llevarse la manta a toda hostia cuando viene la policía. Aquí no hace falta", relata mientras recoge pausadamente todos los discos grabados colocados sobre la loba. Es la hora de irse a comer. "En un buen día me puedo sacar 80 0 90 euros". Llegó hace dos años en cayuco a Canarias. Poco después, aterrizó aqu...

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"¿Cómo me llamo? Es complicado pronunciarlo, mejor llámame Alex". Es senegalés, tiene 22 años y habla un castellano sorprendente para alguien que apenas lleva aquí 2 años. Se gana la vida vendiendo cds en la calle. "Aquí no le ponemos la cuerdecita esa que usan en Madrid los vendedores para llevarse la manta a toda hostia cuando viene la policía. Aquí no hace falta", relata mientras recoge pausadamente todos los discos grabados colocados sobre la loba. Es la hora de irse a comer. "En un buen día me puedo sacar 80 0 90 euros". Llegó hace dos años en cayuco a Canarias. Poco después, aterrizó aquí. Él es uno de los 1.320 senegaleses que viven en Euskadi. Son el principal colectivo que viene del África subsahariana, seguido por los nigerianos (804) y los nativos de Guinea Ecuatorial (641).

En términos generales, el colectivo es uno de los más veteranos en Euskadi, según una encuesta del Observatorio Vasco de la Inmigración: un 31,4 llegó hace más de seis años. También son de los más afectados por la irregularidad: un 27,6% dice no tener permiso de residencia. Un 46,7% de los subsaharianos afirma estar en el paro.

Alex paga unos 150 euros al mes de alquiler por un piso que comparte con ocho personas en la calle San Francisco de Bilbao. "No es sólo por dinero, es que la gente no te alquila cuando eres negro". Tiene ganas de volver a Senegal. "Pero de visita, porque vivir allá no creo que pueda nunca más. Me gusta Euskadi", relata. El viaje, de momento, tendrá que esperar. Sigue sin tener el permiso de residencia no puede salir sin perder todo el camino ya recorrido. "Poquísimos vuelven", explica Papa Ndiaye, secretario general de la asociación de senegaleses Jaam. "Los latinoamericanos tienen más proyectos de futuro en sus países, para nosotros es difícil. ¿Qué vamos a hacer, invertir allí? Ndiaye, casado con una española y dos hijos, odia la expresión "de color" utilizada para referirse a ellos. "Yo soy negro" declara orgulloso.

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