Análisis:EL ACENTO

Getafe 'über alles'

Los equipos de fútbol más débiles provocan raptos de emocionada simpatía cuando protagonizan alguna gesta heroica o tenida por tal. El Getafe emocionó el jueves a media España cuando empató a uno con el gran Bayern en el Allianz Arena de Múnich. Los comentaristas deportivos glosaron la magnitud de la proeza con entusiasmo atronador; incluso rodó alguna lágrima. El Getafe es un equipo modesto, con 12.000 socios, huérfano de títulos y de historia. El Bayern de Múnich, por el contrario, es un enorme dinosaurio con tres copas de Europa y muchas ligas ganadas en su historia triunfal, símbolo del po...

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Los equipos de fútbol más débiles provocan raptos de emocionada simpatía cuando protagonizan alguna gesta heroica o tenida por tal. El Getafe emocionó el jueves a media España cuando empató a uno con el gran Bayern en el Allianz Arena de Múnich. Los comentaristas deportivos glosaron la magnitud de la proeza con entusiasmo atronador; incluso rodó alguna lágrima. El Getafe es un equipo modesto, con 12.000 socios, huérfano de títulos y de historia. El Bayern de Múnich, por el contrario, es un enorme dinosaurio con tres copas de Europa y muchas ligas ganadas en su historia triunfal, símbolo del poderío del fútbol alemán, un grupo deportivo imperial con 120.000 socios que consigue de beneficio lo que tiene el Getafe de presupuesto anual. Pero en esta ocasión el frágil esquife abordó al poderoso acorazado, por decirlo con las pesadas metáforas que suelen utilizar los cronistas deportivos; y aunque el equipo madrileño no se ha clasificado todavía para las semifinales de la Uefa, la heroicidad está cumplida.

En la exaltación del Getafe no sólo se premia a David frente a Goliat, porque las emociones nunca son inocentes del todo. Revolotea también el repudio a la petulancia de los llamados equipos grandes convertidos en franquicias. La euforia de la afición del Getafe se refuerza con la increíble evidencia de que varios jugadores que hoy triunfan en el club fueron desechados por el Real Madrid. Frente al modelo que representan el Madrid o el Barcelona, en los que se pretende ilusionar a la afición con fichajes costosísimos de cuyos fracasos nadie se responsabiliza, el del Getafe se inclina -por necesidad, desde luego- por aprovechar retales futbolísticos y confiar en entrenadores prudentes que rechazan la estridencia.

No hay lugar común más extendido que la cantilena de que en el campo de fútbol son "once contra once" y "todo puede pasar". Sería una ingenuidad pensar que la pica del Geta en Múnich ratifica el tópico. El triunfo en los clubes pequeños suele ser circunstancial, como una gracia esporádica. Basta con repasar los presupuestos de los ganadores de la Liga en las últimas 20 temporadas. Por eso la alegría en Getafe concita tantas simpatías.

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