Reportaje:

La voz africana del Partido Popular

A Hortense no le gusta la política, pero la usa para ayudar a los inmigrantes

"La mayor desgracia que le puede pasar a una persona es tener que dejar su país. Yo llevo 27 años aquí, en Vigo, más que en mi tierra, y siempre seré una inmigrante". Hortense Ngbapai Bituyai, el fichaje estrella de Feijóo en 2006, recién elegido presidente del PP gallego, repite una y otra vez que ella, pese a estar en la ejecutiva, de política tiene poco: lo que le gusta, desde niña, es "ayudar", y su vida no gira en torno al partido, sino alrededor de la Asociación para la Integración y el Desarrollo del Africano (Aida), fundada en 1998 y de la que ya es presidenta.

Nacida en el Cong...

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"La mayor desgracia que le puede pasar a una persona es tener que dejar su país. Yo llevo 27 años aquí, en Vigo, más que en mi tierra, y siempre seré una inmigrante". Hortense Ngbapai Bituyai, el fichaje estrella de Feijóo en 2006, recién elegido presidente del PP gallego, repite una y otra vez que ella, pese a estar en la ejecutiva, de política tiene poco: lo que le gusta, desde niña, es "ayudar", y su vida no gira en torno al partido, sino alrededor de la Asociación para la Integración y el Desarrollo del Africano (Aida), fundada en 1998 y de la que ya es presidenta.

Nacida en el Congo cuando era belga, en una familia acomodada, cuenta que los fines de semana, en vez de ir con las amigas, "visitaba leproserías, hospitales y cárceles". Luego se casó con un español y llegó de rebote a Vigo. Pero él aquí se transformó y empezó a maltratarla. Ahora, desde hace una década, está casada con otro congoleño, tiene dos hijos y se gana la vida en una tienda de ropa deportiva del centro ante la que se plantan los africanos que entran, a diario, en la ciudad. Antes arribaban todos como polizones, pero ahora la mayoría llegan en bus. "Van a Canarias en cayuco (cada vez más, porque las mafias han bajado el precio del viaje de 3.000 a 600 euros), y allí, como no traen documentación, no pueden ser repatriados. Así que el Estado les da dinero para el billete y todos van adonde tienen un conocido", explica Ngbapai.

"Rajoy debe seguir, pero a lo mejor deben cambiar los que le rodean"
"Muchos inmigrantes son de centro-derecha. Yo soy católica, del PP y de la UGT"

"En Vigo, alguien les dice dónde estoy. Vienen al comercio y me piden papeles como si los despachásemos aquí", protesta, "pero nosotros sólo podemos darles comida, enseñarles español y buscarles un hueco, con otros 14 o 19, en el piso de otros inmigrantes", que son "los más solidarios". Porque al final, "en esta sociedad tan dura, llena de solitarios, somos nosotros, con nuestro dinero, los que nos ayudamos".

Esta militante popular, que odia "la hipocresía" de los que le dicen "morena" o "de color" en vez de llamarla negra, entiende que esa misma "falsedad social" es la que ha hecho que le lloviesen las críticas a Rajoy cuando propuso su famoso contrato de integración para inmigrantes. "Lo de Rajoy no es xenofobia... Yo sufro mucho y no quiero a estos chicos en la calle, que no saben el idioma, se ponen a vender y no venden nada, y terminan dejándose arrastrar por las mafias de la droga". "A mis familiares", confiesa, "les pido por favor que no vengan. Que los que vienen, si no se vuelven a su casa, es porque la han vendido para pagarse el viaje y, sobre todo, por vergüenza..., por no reconocer ante los suyos que han fracasado, que se ha repetido la historia y han vuelto a ser esclavos, pero ahora pagando".

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Los inmigrantes, para Hortense Ngbapai, "tienen que llegar ordenadamente, sin morir en el intento. Como ciudadanos de primera". "Yo hablé con Rajoy de estas cosas", dice, "y él me dijo que había que organizar un plan Marshall para África; pero mientras tanto el contrato sería la solución contra las bandas organizadas, la explotación, el tráfico de personas y el racismo". Porque la gente "no es racista hasta que tiene problemas, hasta que pasa miedo". Entonces, "por los malos pagan los buenos". "Conozco a una chica", continúa, "que, por ser rumana, nadie la quiere de asistenta".

Hortense conoció a Feijóo después de trabajar con Ana Pastor y entablar relación con Fraga y Corina Porro, "mucho más receptiva con los problemas de la inmigración que Abel Caballero", que aún no la ha recibido. "El PP, para mí, es un instrumento del que me valgo para conseguir cosas para la asociación", se sincera. "Cada vez que me reúno con Alberto o con Corina les digo que no me hablen de política, que yo sólo vengo a recordarles lo que hay en la calle".

"Hay muchos inmigrantes de centro-derecha", añade, "y yo, como otros negros, soy católica y del PP, pero no me identifico nada con los ricos. También soy de UGT, y no es un contrasentido, aunque muchos de izquierdas no terminen de entenderlo".

La congoleña, que tiene que escapar del trabajo para llevar a un recién llegado a Urgencias, "el único servicio sanitario que no exige papeles", asegura que en el área de Vigo atiende a 500 africanos. En eso se le va la vida, sin perder más de un minuto en pensar en la sucesión de Rajoy: "Yo creo que debe seguir, que está preparado", concluye. "Pero a lo mejor deben cambiar los que le rodean. Ser flexibles. Campechanos. Y acercarlo a la gente, porque Rajoy es un tío cordial".

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