La despedida improbable de Los Ronaldos suena en la Joy

El grupo madrileño dice adiós, de momento, a los escenarios

Aparenta sólo un poco más de 40 años que dice haber cumplido hace tiempo, pero Mabel salta como una jovencita entre el público, cuando Los Ronaldos atacan Ella es el guru. Era la segunda canción del concierto con el que se despedía anoche el grupo madrileño, que ha reverdecido en estos tres últimos años, como en su época dorada a finales de los ochenta. Al lado de Mabel, su hermana Mache, 10 años más joven y más tranquila, la miraba asustada. "Sólo la he visto así tres veces", comentaba la pequeña. "Cuando los Rolling y la vez anterior de Los Ronaldos".

En junio pasado, en el mis...

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Aparenta sólo un poco más de 40 años que dice haber cumplido hace tiempo, pero Mabel salta como una jovencita entre el público, cuando Los Ronaldos atacan Ella es el guru. Era la segunda canción del concierto con el que se despedía anoche el grupo madrileño, que ha reverdecido en estos tres últimos años, como en su época dorada a finales de los ochenta. Al lado de Mabel, su hermana Mache, 10 años más joven y más tranquila, la miraba asustada. "Sólo la he visto así tres veces", comentaba la pequeña. "Cuando los Rolling y la vez anterior de Los Ronaldos".

Los seguidores les gritaron incansablemente que no se fueran

En junio pasado, en el mismo lugar, la sala Joy Eslava, Los Ronaldos ofrecieron dos conciertos que sirvieron para la grabación del disco y DVD La bola extra, que anoche presentaban. Mabel y Mache y unos amigos estuvieron en el primero de ellos, y querían ayer repetir la experiencia que tanto las divirtió entonces.

"No vamos a dramatizar ni un poquito", dijo Coque Malla, el guitarrista y cantante, al terminar la canción que hacía bailar a Mabel como una posesa. "Gracias por estos tres años", fue su escueto saludo para ponerse a brincar enseguida con Saca la lengua.

Los Ronaldos llevaban tiempo separados, hasta que hace tres años se volvieron a juntar, para participar en los conciertos con los que se celebraba el 25 aniversario de la sala El Sol. Se encontraron tan bien juntos los cuatro de nuevo (Luis Martín a la guitarra, Luis García al bajo y Ricardo Moreno a la batería, además de Coque) que la cosa siguió hasta anoche. No se atreven a decir que ésta sea la despedida definitiva, pero sí anunciaron el concierto de anoche como el último. Sostienen que aparcan de momento el proyecto con el grupo, para seguir cada uno su propio camino.

Los cuatro están compenetrados y el grupo está muy bien engrasado, fruto de estos tres últimos años intensos. Cuesta imaginarles al pie de la tarima, como personas normales, pues son carne de escenario, su hábitat natural. Coque ya no es el niño travieso de antes, pero la madurez le ha dado mayor control escénico. Más eficaz y más vistoso. Hay, aún así, algo de Peter Pan en él, tal vez porque siente la misma ilusión por el rock and roll como cuando tenía 17 años.

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Mabel y Mache no eran anoche las únicas repetidoras. Entre la abarrotada sala se oían comentarios acerca de si Coque llevaba el mismo chaleco sin camiseta que en junio. Algunos lo dudaban, así como el orden de las canciones entre aquella noche y la de ayer. Los Ronaldos, puro músculo, se divierten y divierten. Consiguen que el público se agache en algunos compases de Árboles cruzados, y le ponen a cantar como un inmenso karaoke con Por la noche, Adiós papá, Sabor salado, Guárdalo y otras piezas incontestables de su largo repertorio.

Habían empezado la noche con la cadencia del blues con La bola extra, que habla de segundas oportunidades como la que ellos han vivido estos años. Una canción de los desaparecidos La Marabunta, en el que también militó Ricardo Moreno. Se abandonaron también a los ritmos más tropicales como en Busco un lugar soleado, de Luis Martín, que rara vez habían tocado en directo en sus más de dos décadas de existencia. Y nos mostraron No puedo vivir sin ti, una de las canciones que han compuesto en esta última etapa.

Todo lo demás es vigoroso rock and roll. Arriba del escenario, y en la pista, rock and roll. Ese género musical vibrante que Los Ronaldos, ahora tan cuarentones como su público, se pincharon en vena cuando eran adolescentes. Cuesta creer que lo de anoche fuera otra despedida. Sus seguidores les dijeron y gritaron que no se fueran. Se lo repitieron incansablemente. Se admiten apuestas sobre lo que tardan en volver. Mabel y Mache desean que no sea mucho tiempo.

Concierto del grupo Los Ronaldos ayer en la sala Joy Eslava.CLAUDIO áLVAREZ

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