Reportaje:MÚSICA | Discos

Rubi Hardy

La intérprete del himno de la movida Yo tenía un novio regresa tras 20 años con un homenaje a la musa francesa

Rubi se carcajea cuando recuerda aquel sugerente vestido rosa que exhibió en la portada de su primer disco, Quiero bailar contigo, allá por 1980, y que la encumbró como la chica más sexy de la movida: "¿Sabes lo que era aquello? Pues una sábana pintada de rosa. Queríamos simular un vestido de Balenciaga. Fíjate: Madonna todavía no había aparecido y yo con ese look. Creo que me adelanté un poco a mi tiempo", cuenta. Otra escena: hace un año y dos meses en la madrileña sala El Sol, en un homenaje de la movida (una vez más). Rubi, leggins negros y botas altas, llenó el local ...

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Rubi se carcajea cuando recuerda aquel sugerente vestido rosa que exhibió en la portada de su primer disco, Quiero bailar contigo, allá por 1980, y que la encumbró como la chica más sexy de la movida: "¿Sabes lo que era aquello? Pues una sábana pintada de rosa. Queríamos simular un vestido de Balenciaga. Fíjate: Madonna todavía no había aparecido y yo con ese look. Creo que me adelanté un poco a mi tiempo", cuenta. Otra escena: hace un año y dos meses en la madrileña sala El Sol, en un homenaje de la movida (una vez más). Rubi, leggins negros y botas altas, llenó el local y aquello hervía cuando interpretó Yo tenía un novio, su himno. Pero basta de recuerdos. Con 53 años, María Teresa Campilongo (nacida en Buenos Aires y residente en España desde 1976), abuela de un crío de cinco años, mantiene el aire seductor de cuando cantaba al frente de Los Casinos. Se presenta a la entrevista sin maquillar (perfecto cutis) y en vaqueros ajustados. Su primer disco en 20 años se llama De la mano de Françoise Hardy. "Las cantautoras francesas e italianas", explica "siempre me han encantado. Pensé, medio jugando, en armar un repertorio con temas de Françoise Hardy. Esa melancolía de su música le viene muy bien a mi edad".

El idioma no fue problema: la abuela materna de Rubi era francesa. Pero la cantante argentina quería arropar las piezas de Hardy (París, 1944), como Tous les garçons et les filles, La question o Il y a eu des nuits, con la vibrante música negra: swing, blues, jazz... Se lo puso en bandeja el argentino Ciro Fogliata, teclista de los pioneros del rock en castellano Los Gatos y colaborador de gente como Andrés Calamaro. "Hicimos el disco por messenger. Ciro me enviaba las músicas y yo iba corriendo al estudio a meter las voces. Todo muy intuitivo", desvela.

Durante los 20 años que han transcurrido desde su último álbum a éste, Rubi ha estado tocando en garitos, viviendo de su voz, con bandas de blues (Hot Dog, Hot Blues...) o con su proyecto pop de Los Casinos. "En 2000 lo dejé para poner en práctica mi carrera de psicóloga", señala. Rubi reniega de todo lo que no sea un escenario: "Nunca me gustó el negocio de la música: los cachés, los managers, las compañías...". Pero defiende "aquello tan importante" que ocurrió en los ochenta. "Me veo con gente de la época, pero de la que soy verdaderamente amiga es de Paloma Chamorro [presentadora de La edad de oro, portavoz televisivo del movimiento]". Reconoce que no abraza muchas ambiciones con su nuevo disco. No saldrá de gira ni le apetece exhibirse demasiado en los medios. Prefiere la raqueta: "Juego al tenis y me gusta el pádel. Leo mucho. Me apunto a lo que decía Bioy Casares: 'La eternidad nos reserva una cancha de tenis en la que disputaremos nuestro interminable partidito". -

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