ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

Chaves se mete presión

Una reflexión del presidente abre las especulaciones sobre su sucesión

El relevo de Chaves no es un tema que esté en la agenda del PSOE. Hasta ayer, cuando el líder socialista lo subrayó con un fluorescente como los que suele utilizar al contestar a una pregunta de Carlos Francino en la SER acerca de si prefería a un hombre o una mujer como su sucesor. "Ha llegado el momento" de que sea una mujer dijo. Esta declaración ha abierto las especulaciones sobre su retirada de la política, precisamente de lo que menos quiere hablar su partido y el punto más débil de Chaves en sus sextas elecciones como candidato a la presidencia de la Junta tras 18 años en el poder. Más ...

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El relevo de Chaves no es un tema que esté en la agenda del PSOE. Hasta ayer, cuando el líder socialista lo subrayó con un fluorescente como los que suele utilizar al contestar a una pregunta de Carlos Francino en la SER acerca de si prefería a un hombre o una mujer como su sucesor. "Ha llegado el momento" de que sea una mujer dijo. Esta declaración ha abierto las especulaciones sobre su retirada de la política, precisamente de lo que menos quiere hablar su partido y el punto más débil de Chaves en sus sextas elecciones como candidato a la presidencia de la Junta tras 18 años en el poder. Más que en su gestión, la oposición andaluza centra sus críticas en que lleva muchos años, en que es "el presidente más antiguo de España", como le dijo el popular Javier Arenas en el reciente debate a cuatro en televisión. Y ha sido él solito, una vez más, el que se ha metido presión.

Lo primero que pensó una persona de su círculo de confianza cuando lo escuchó fue "la madre que lo parió", consciente de que el dirigente socialista con sus declaraciones abriría una puerta que estaba cerrada con muchos candados. Chaves, después de entregar las medallas de Andalucía, aclaró en los micrófonos de Canal Sur que su sucesión no está abierta y que se había limitado a manifestar una preferencia por una mujer como líder del PSOE. En una entrevista con EL PAÍS publicada en octubre pasado, Chaves intentó zafarse de la presión sobre su sustitución: "Ese no es un problema para el partido en estos momentos. Lo podrá ser dentro de cinco, de seis, de siete años, puede serlo, pero ahora, no", dijo. Ahora el mismo ha adelantado la fecha de resolución del "problema".

No es la primera vez que Chaves abre esta espita. Ya ocurrió en la primera legislatura de José María Aznar cuando trascendieron unas reflexiones suyas muy positivas acerca de la decisión del popular de autolimitar su permanencia en el poder a ocho años. Esta reflexión realizada ante un grupo de amigos corrió como la pólvora en el PSOE y dio pie a que se interpretara como un deseo de que quizás estuviera pensando en dejar de encabezar la candidatura socialista a la presidencia andaluza que llevaba ejerciendo entonces 10 años.

Otra decisión suya que contribuyó a dar vuelo a los rumores sobre su revelo fue cuando eligió a la actual presidenta del Parlamento de Andalucía, Mar Moreno, como número dos del PSOE de Andalucía en el penúltimo congreso del partido. A Moreno le encargó, como ella misma reconoció en una cena en club Antares de Sevilla, el "garantizar que el problema del relevo no sea un problema". Estas palabras que implican que Chaves efectivamente estaba pensando en su sucesión, pusieron en guardia a ciertos sectores del PSOE que miraban con mucha suspicacia el control cada vez mayor que la diputada por Jaén, una de las cabezas más lúcidas y vanguardistas del PSOE, empezaba a ejercer sobre las potentes organizaciones provinciales.

Chaves, de hecho, barajó proponerla como secretaria general del PSOE de Andalucía en el 10º Congreso Regional, que se celebró muy poco después de ganar por mayoría absoluta las elecciones autonómicas del 2004. Pero el hecho de obtener tan amplio respaldo electoral le hizo reconsiderar su idea inicial. Chaves quería dejar la secretaría general, pero seguir siendo presidente de la Junta y el abandono de la dirección socialista implicaba que todo el mundo iba a leer la elección de Mar Moreno como un gesto sucesorio que, a la postre, significaba también poner fecha de caducidad a su actividad política. Por ese motivo la descartó -"el ganar por mayoría absoluta ha sido un lifting", decían en el PSOE- y barajó entonces una operación menos arriesgada desde el punto de vista interno: la de situar a su mano derecha en el partido, Luis Pizarro, como secretario general. Esta operación se fue al traste por el pulso que planteó el ex portavoz parlamentario José Caballos y Chaves paró el reloj. Un reloj al que ha vuelto a dar cuerda y quién sabe si para rato.

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