Cartas al director

El parasitismo del maltratador

En nuestra muy machista sociedad la violencia de género es uno de los denominadores comunes; según las estadísticas, unas cien (¡nada menos que cien!) mujeres son asesinadas por sus maridos o compañeros al año en España, pero realmente eso es la punta del iceberg, el maltrato sistemático, tanto físico como psicológico, es muchísimo mayor.

Las relaciones entre el maltratador y la maltratada no son realmente semejante a la del depredador-presa, sino a la de parásito-hospedador; cuando un hombre maltrata a una mujer ("su" mujer) no quiere matarla, lo que quiere es suplir todas sus carencia...

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En nuestra muy machista sociedad la violencia de género es uno de los denominadores comunes; según las estadísticas, unas cien (¡nada menos que cien!) mujeres son asesinadas por sus maridos o compañeros al año en España, pero realmente eso es la punta del iceberg, el maltrato sistemático, tanto físico como psicológico, es muchísimo mayor.

Las relaciones entre el maltratador y la maltratada no son realmente semejante a la del depredador-presa, sino a la de parásito-hospedador; cuando un hombre maltrata a una mujer ("su" mujer) no quiere matarla, lo que quiere es suplir todas sus carencias como ser humano en forma de violencia física o verbal; las muertes en estos casos se deben a que "se les ha ido la mano" más de la cuenta, frecuentemente la mujer maltratada es el soporte anímico, moral y material de su verdugo, es por ello por lo que es tan habitual que la maltratada llegue a proteger y amparar y retirar demandas al que finalmente la matará. Hablando en plata: la mujer maltratada viste, alimenta, limpia y cuida a su verdugo, es la versión actualizada de la fábula de Esopo del labrador y la víbora. Nos indignamos, con razón, del terrorismo independentista, pero el terrorismo machista es muchísimo peor, por los miles de casos de mujeres que conviven a centímetros de su agresor, pasando miedo día tras día, callando las agresiones por no encontrar la incomprensión de su entorno. Todos comprendemos y apoyamos (físicamente y en espíritu) las manifestaciones multitudinarias contra el terrorismo religioso y de ETA pero... ¿Cuántas veces hemos visto calles atestadas de gente protestando contra nuestro problema social más grave? Activémonos contra la violencia de género, no evitemos sólo las muertes, evitemos cualquier trato discriminatorio contra la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.

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