Análisis:TIEMPO MUERTO

Cosas que no se entrenan

El primer partido de Pau en Los Ángeles se las traía. No tanto por el rival, sino por la situación de estrés a la que se ve sometido un jugador cuando es el centro de todas las miradas, perseguido por los aficionados que buscan una foto o un autógrafo, por los periodistas y, en este caso, claramente uno de los puntos sobre los que se centró la defensa de los Hawks. Pau jugó como si nada. No le pesó la trascendencia del acontecimiento ni la tensión. Volvió a transmitir la sensación que ha ofrecido desde que es un laker, de que ha caído en el sitio justo y en el momento oportuno. Transmit...

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El primer partido de Pau en Los Ángeles se las traía. No tanto por el rival, sino por la situación de estrés a la que se ve sometido un jugador cuando es el centro de todas las miradas, perseguido por los aficionados que buscan una foto o un autógrafo, por los periodistas y, en este caso, claramente uno de los puntos sobre los que se centró la defensa de los Hawks. Pau jugó como si nada. No le pesó la trascendencia del acontecimiento ni la tensión. Volvió a transmitir la sensación que ha ofrecido desde que es un laker, de que ha caído en el sitio justo y en el momento oportuno. Transmite unas ansias de ganar, una ambición y una pelea que le vienen de maravilla a su nuevo equipo. Estuvo magnífico jugándose los balones cuando tenía que hacerlo, muy integrado con sus compañeros en todo momento y, si el partido se rompió muy pronto, fue en buena medida gracias a él. Hizo unos buenos números a pesar de que no jugó más que 30 minutos porque Phil Jackson, lógicamente, pensó que no tenía ningún sentido exprimir a los jugadores.

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Mediado el segundo cuarto se produjo una jugada definitoria. Kobe Bryant le pasó por la espalda a Pau, éste corrió por la línea de fondo botando un par de veces el balón y, cuando se encontró a Josh Smith, uno de los pívots más intimidadores de la NBA, lo evitó con una finta larga y anotó a aro pasado. Eso, que lo haga un tipo de 2,16 de altura y que pesa unos 125 kilos, es una auténtica bomba.

El juego, por lo demás, volvió a dejar en evidencia lo dificilísimo que es frenar en defensa a la pareja formada por Pau y Kobe. Es un dilema. Si el defensor de Pau no recibe una ayuda, tiene muchos números para ser rebasado con relativa facilidad. Si recibe esa ayuda, deja un hueco en el que el pick and roll, cuando dos jugadores manejan el bloqueo y continuación como lo hacen Pau y Kobe, es demoledor. Encima, si te centras mucho en ellos, los Lakers ponen en las esquinas que quedan libres a buenos tiradores como Fisher, Radmanovic, Vujacic y Farmar, que también te masacran.

¿Qué se puede hacer para frenar a una pareja así? En Europa, por ejemplo, dos excelentes técnicos como Sergio Scariolo y Ettore Messina efectúan un scouting (informe sobre el juego del rival) muy exhaustivo para intentar anticiparse a ese tipo de jugadas. Es una defensa que, siendo al hombre, en ciertos momentos deriva a una defensa en zona, es decir, que busca tapar huecos más que pegarse al atacante. Si logras defender así, provocas que el rival pierda uno o dos segundos vitales. Pero es muy complicado anticipar las jugadas de los Lakers porque prácticamente no las marcan, sino que se mueven en función de quién conduce el balón, de una manera que parece intuitiva, improvisada. Es una cuestión de conceptos más que de jugadas dibujadas de antemano. Es más complicado para ellos también porque eso exige contar con jugadores muy inteligentes, pero una vez que dominan ese tipo de juego es muy difícil hacerles frente.

Cada vez que los Lakers anotaron, acto seguido presionaron a los Hawks por todo el campo. Su primera línea roba muchos balones. Para eso se basan en que Pau se sitúa bajo su aro e intimida, y en que Odom es un cuatro que corre como un alero o un escolta. Eso les permite ser muy activos. Si el rival juega en estático, lento, esa estrategia defensiva les permite comerse ocho o diez segundos del tiempo de posesión. Y si el rival juega rápido corre más riesgo de perder balones y cuando alcanzan la zona se encuentran con la intimidación de Pau, que les obliga a lanzar desde tres o cuatro metros. Esa presión desgasta a sus rivales. Y cuentan con un buen banquillo, imprescindible para ponerla en práctica. En fin, que el estreno de Pau fue impecable. Me alegro por él.

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