Crónica:EL ACENTO

La letra de España

El vencedor ha sido... ¡Paulino Cubero, parado de Granátula de Calatrava! Seguida de grandes ovaciones, esta frase, con su correspondiente orquestación musical, podría haberla pronunciado el presentador de alguno de aquellos programas concurso de la televisión en blanco y negro, como Un millón para el mejor, en el que obtuvo un resonante primer premio Saturnino el de los pájaros. Esta escenografía ha servido ahora para anunciar la letra que llevaría el himno si prosperase la iniciativa del Comité Olímpico Español. Habrá quien piense que el procedimiento para darle voz a un himno mudo ha...

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El vencedor ha sido... ¡Paulino Cubero, parado de Granátula de Calatrava! Seguida de grandes ovaciones, esta frase, con su correspondiente orquestación musical, podría haberla pronunciado el presentador de alguno de aquellos programas concurso de la televisión en blanco y negro, como Un millón para el mejor, en el que obtuvo un resonante primer premio Saturnino el de los pájaros. Esta escenografía ha servido ahora para anunciar la letra que llevaría el himno si prosperase la iniciativa del Comité Olímpico Español. Habrá quien piense que el procedimiento para darle voz a un himno mudo ha carecido de la solemnidad con la que surgieron otros, en el fragor de grandes episodios nacionales. Es una manera de ver las cosas. Otra es considerar que las estrofas de Paulino Cubero constituyen una representación perfecta de la épica de nuestro tiempo. Su letra nace, no para ser entonada en las batallas, sino en los estadios, y su consagración tiene lugar en un escenario, no en los campos de honor. Quien diga que es un esperpento, no sabe en qué tiempo vive.

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Las primeras declaraciones de Paulino avalan cómo una sensibilidad individual puede encarnar misteriosamente la colectiva, que es lo menos que puede exigirse a los concursantes de un programa para redactar letras patrióticas. "Desde hace mucho tiempo escribo composiciones; me surge esta necesidad". Ahí está el secreto, la fuente de la que mana esa vena popular que hará perdurable esta letra: a Paulino Cubero le surgió esta necesidad justo cuando a España también le había surgido, si hay que dar crédito al diagnóstico del COE. A esta feliz coincidencia deberemos los españoles de hoy y los del futuro la chispa de inspiración que nos permitirá cantar lo que somos a voz en grito.

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Sobre el tenor Plácido Domingo, encargado de presentar la letra, recae la responsabilidad de que, tras la interpretación, España entera no estalle en una sonora carcajada. Pero si así fuera, no habría que desesperar. Si no sirve como himno, siempre sería útil como sintonía de algún programa concurso.

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