La defensa acaba con el Villarreal

Tan meloso como es, al Villarreal le pierde su candidez defensiva. Falto de concentración, escaso de aptitudes o, simplemente, lastrado porque a los futbolistas que se encargan de escoltar al portero les viene grande el traje, lo cierto es que el conjunto que dirige Manuel Pellegrini le cuesta aplicarse cuando no tiene la posesión del balón. Cuando lo concede, peligro. Si la retaguardia castellonense parece en ocasiones de futbolín y los centrocampistas se dedican a la contemplación, sucede que los atacantes contrarios se acercan tanto a la portería que no tienen más remedio que marcar.
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Tan meloso como es, al Villarreal le pierde su candidez defensiva. Falto de concentración, escaso de aptitudes o, simplemente, lastrado porque a los futbolistas que se encargan de escoltar al portero les viene grande el traje, lo cierto es que el conjunto que dirige Manuel Pellegrini le cuesta aplicarse cuando no tiene la posesión del balón. Cuando lo concede, peligro. Si la retaguardia castellonense parece en ocasiones de futbolín y los centrocampistas se dedican a la contemplación, sucede que los atacantes contrarios se acercan tanto a la portería que no tienen más remedio que marcar.

Se dio cuenta el Recre. Al segundo minuto de juego, Marquitos, cedido por el Villarreal, se encontró un balón dentro del área tras varios rebotes, que no convirtió en gol porque un defensa amarillo desvío a córner sin saber ni cómo. Se lanzó éste y terminó en la red de Diego López, rematado de cabeza por Martín Cáceres, también prestado por el club que preside Fernando Roig. Fuerte e hiperactivo, Cáceres jugaría en el actual Villarreal. La pareja de centrales habitual, Cygan y Fuentes, intimidan por su envergadura. Hasta que les toca emparejarse con algún delantero con velocidad.

Tal vez sea el precio a pagar por ser un equipo ofensivo, de calidad innegable, que llega bien, con asiduidad, pausa y precisión al terreno opuesto al que ocupa. Ayer lo hizo una y otra vez. Con Rossi, con Cazorla, con Matías Fernández, o Cani, que vio cómo el palo evitaba que su equipo empatara. A posesión, pocos equipos le pueden toser al Villarreal, que balancea y soba como pocos al esférico. El conjunto de Pellegrini lo hizo todo bien, pero el Recreativo aprovechó sus humildes y efectivas armas y dejó la eliminatoria en el aire.