Los Reyes Magos, ¿símbolo de ficción?

¿Existieron los Reyes Magos de Oriente..? ¿Existieron esos reyes complacientes que guiados por una estrella quisieron rendir tributo y ofrecer oro, incienso y mirra a uno de los niños más pobres, que acababa de nacer en un establo de Belén..?

Si existieron o no, nadie lo puede saber, lo que sí podemos deducir de lo escrito en la Biblia, de lo que ha transcendido en la historia, es el mensaje que se nos ha querido transmitir, porque la Biblia y los evangelios están basados en parábolas y profecías, en hechos que sirven como ejemplo a seguir una verdad importante o una enseñanza moral....

¿Existieron los Reyes Magos de Oriente..? ¿Existieron esos reyes complacientes que guiados por una estrella quisieron rendir tributo y ofrecer oro, incienso y mirra a uno de los niños más pobres, que acababa de nacer en un establo de Belén..?

Si existieron o no, nadie lo puede saber, lo que sí podemos deducir de lo escrito en la Biblia, de lo que ha transcendido en la historia, es el mensaje que se nos ha querido transmitir, porque la Biblia y los evangelios están basados en parábolas y profecías, en hechos que sirven como ejemplo a seguir una verdad importante o una enseñanza moral.

Que lamentablemente no se cumple, porque si se cumpliese esa enseñanza, esa parábola, los Reyes Magos se ocuparían de llegar a los niños de los países pobres, a los más necesitados, a aquellos que diariamente mueren de inanición, que padecen enfermedades incurables.

Por el contrario, los Reyes Magos siguen siendo una invención hecha para las sociedades pudientes -del bienestar-, una ceremonia o boato que se manifiesta en una parafernalia con carrozas profusamente adornadas que representan la ostentación, seguidas de todo un séquito, repartiendo dádivas por doquier.

En definitiva, una sociedad la nuestra que vive de espaldas a la realidad, que quiere seguir manteniendo sus tradiciones basadas en el bienestar, en las que no nos preocupa demasiado lo que pase o pueda estar pasando a nuestro alrededor. Y, para tranquilizar nuestras conciencias, damos unos donativos a la Iglesia, o contribuciones a las ONG, al voluntariado a la Cruz Roja y pare usted de contar.